Uno de los principales retos de la Cámara en esta delegación está en sumar esfuerzos para que tanto transportistas –agremiados y no agremiados– como agentes aduanales trabajen juntos a fin de crear procesos más eficientes y productivos. Miguel Juárez lo explica así:

“La aduana del aeropuerto es una ciudad. Con sus complejidades, sus complicaciones y también con sus encantos. Yo diría que el gran reto es que todos jalemos parejo y hacia el mismo lado. Si bien hay intereses opuestos, la finalidad es la misma: que nuestro transporte sea más eficiente”.

El universo del autotransporte en la aduana es de cerca de 1,500 vehículos. No todas las empresas que ofrecen el servicio están afiliadas a la CANACAR y no en todos los casos los objetivos son comunes. Operan los 365 días del año, los siete días de la semana y las 24 horas de cada día.

Buena parte de los esfuerzos de esta delegación están enfocados en agilizar los trámites con los agentes aduanales y hacer valer los lineamientos de la Cámara, ya que otros de los retos está en la competencia desleal del gremio.

Juárez Luna relata que con tal de ganar un viaje, hay transportistas que incumplen los lineamientos de la aduana y como no hay un tarifas fijas del servicio, una mala práctica es malbaratar los fletes e improvisar el servicio, lo que repercute en tener un sector pulverizado en este renglón.

Por otro lado, en materia de profesionalización, uno de los temas pendientes en el autotransporte de la aduana está directamente relacionado con la antigüedad de la flota. Si bien cerca del 70% del parque vehicular tiene una edad promedio de ocho años aproximadamente, el resto de las unidades se han quedado rezagadas.

Al respecto, la delegación de la Aduana también gestiona los trámites para ayudar a los empresarios interesados en renovar sus vehículos, a través del programa de chatarrización. Aunado a esto, también se han sumado a la Alianza por la Profesionalización del Autotransporte Federal (APAF). La premisa es muy concreta: “mayor eficiencia en la operación, mejor servicio en la administración”.

La importancia de las certificaciones

Por último, el directivo señala que certificaciones como Código Alfanumérico Armonizado del Transportista (CAAT) o el distintivo Transportando al País que ofrece la CANACAR son factores que sí marcan una diferencia a la hora de ofertar sus servicios.

En su mayoría, la carga transportada en la Aduana suele ser mercancía de alto valor, y el común de las empresas usuarias de transporte aprecia este valor agregado. Por esta razón, el líder transportista hace un llamado para unir esfuerzos en la terminal aérea a fin de reivindicar la percepción del transportista y del operador.