Ya sea cada 25,000 kilómetros o de acuerdo a las necesidades propias de una empresa de autotransporte, el mantenimiento preventivo de un vehículo es fundamental para alargar su vida útil en las mejores condiciones.

Si hablamos de un autobús, por ejemplo, cada que la unidad acude a servicio, los especialistas lavan el chasis y el motor, a fin de minimizar el sobrecalentamiento y daños por desgaste.

Por esta razón, Volvo Buses recomienda seguir estos prácticos pasos a fin de que el lavado de motor sea realizado de la mejor manera.

1. Revisión óptica

Lo primero que hay que hacer es una revisión de vista a fin de identificar eventuales fugas de líquido o gases de escape. Es importante inspeccionar todas las mangueras y el cableado eléctrico para reconocer los posibles daños en el aislamiento, las fundas protectoras o las abrazaderas.

2. Cubrimiento

Para limpiar el motor y su compartimento, hay que cubrir con un plástico o similar el alternador, la polea tensora, el tensor de correa y todos los componentes eléctricos, para que no entre disolvente ni líquido de limpieza en las piezas del alternador. En modelos con compresor de AC también hay que cubrirlo

3. Lavado de alta presión

Cuando es con vapor, la presión de agua no debe sobrepasar 80-100 BAR en la boquilla y ha de efectuarse a una distancia de 100-150 mm.

¡No apuntar directamente a un alternador el chorro de agua de lavado a alta presión! Existe riesgo de daños y averías graves en el regulador eléctrico, el rectificador y piezas mecánicas (cojinetes).

Nota: Si ha estado expuesto al agua, el alternador debe secarse.

4. Revisión final

Al terminar el lavado, es importante comprobar que no hay piedras ni suciedad sobre la correa, que podrían penetrarla cuando arranca el motor.