Centros investigación, instituciones de educación superior y empresas privadas se unieron para constituir el Clúster Biodiésel Avanzado (BDA), con el objetivo de tener un organismo encargado de regular y facilitar el desarrollo de la industria del biodiesel en México, al tiempo que se consolidan tecnologías amigables con el ambiente.

Georgina Sandoval, experta del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (CIATEJ) y responsable técnico del BDA, dio a conocer que el clúster se enfoca en el desarrollo de dos materias primas para obtener biodiesel: microorganismos y grasas y aceites de residuo industrial, como plantas de tratamiento.

“Esto plantea retos científicos y tecnológicos, porque estamos tratando con aceites no limpios. Hay que investigar qué tenemos que hacer para convertir estos aceites en un biodiesel de calidad”, señaló Sandoval para la Agencia Informativa CONACYT.

La investigadora resaltó que el impulso a esta nueva industria ayudará a reducir emisiones del combustible fósil de autobuses y camiones, que en la Ciudad de México por ejemplo representan 75% de la contaminación.

Además de los aportes al ambiente, detalló que los trabajos derivados del BDA darán ventajas competitivas a las empresas participantes al generar fuentes de empleo; asimismo, ayudarán a otras ya que, al utilizar cierto porcentaje de biodiesel en sus flotillas de transporte, pueden acceder a una serie de beneficios fiscales otorgados por el gobierno.

Cabe señalar que el clúster posee expertos en toda la cadena de valor, desde el laboratorio hasta los usuarios finales, también cuenta con una colección de cepas microbianas útiles en la producción de biocombustibles, incluyendo cepas propias registradas en el National Renewable Energy Laboratory.

El clúster está encabezado por el CIATEJ y cuenta con la participación del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Electroquímica (CIDETEQ), el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP); la iniciativa privada participa a través de las empresas Green Fuel, Greasenol, Xnax, CEO Fuel y Solben.

Asimismo, cuenta con el apoyo de asociaciones civiles como la ANPACT, universidades extranjeras y otras organizaciones de las Redes Temáticas del CONACYT.

El proyecto es apoyado por el Fondo de Sustentabilidad Energética, conformado por la Secretaría de Energía y CONACYT, con más de 92 millones de pesos, a los que se suman cerca de 22 mdp aportados por las instituciones y empresas participantes.