El país requiere inversiones que asciendan entre los 20 mil y 30 mil millones de dólares para generar investigación en el sector energético y cerrar las brechas respecto a la tecnología que se requiere.

Hasta ahora, Pemex ha sido el responsable de la explotación total de los recursos energéticos, pero su modelo y estructura han relegado durante gran parte de su historia la inversión en infraestructura e investigación, lo que ha dado como resultado un elevado costo en los combustibles y desabasto.

José Luis de la Cruz, Presidente del Instituto para el Desarrollo Industrial y Crecimiento Económico, explica que México no cuenta con la infraestructura y tecnología para refinación ni producción de derivados, pese a que dispone del recurso energético.

“Que nos hayamos quedado nada más en la explotación de esos recursos y que no se haya generado una industria que trabaje en la creación de esos derivados pues nos hace dependientes de la importación, y el problema es que ahorita la importación nos sale cara por la depreciación del tipo de cambio y porque hay cierta recuperación de los precios internacionales de los energéticos”, indica en entrevista.

Este sector, agrega, se ha visto como el mecanismo de financiamiento del Gobierno, lo que mantiene supeditada el ámbito energético a las necesidades de financiamiento de las administraciones federales.

Este escenario y la ausencia de una estrategia en materia energética derivó en no haber consolidado una cadena de petroquímica, lo que al final garantiza tener precios accesibles de las gasolinas.

En los próximos años, México requerirá desarrollar tecnologías no solo para la extracción, sino para el procesamiento de estos recursos.

“En las siguientes décadas, dentro de 30 años, en realidad vamos a ser importadores de mucho de esto y la ventaja va estar en tener procesos de refinación, de generación de derivados, que tenemos que desarrollar, porque de otra manera, comprar la tecnología nos lo va a hacer caro”, subraya.