Con el argumento de que todo lo que produce es para el bienestar de los mexicanos, y por tal razón, “robarle a Pemex es robarle a México”, la paraestatal asegura que mantiene un esfuerzo mayúsculo para enfrentar este delito, en estrecha colaboración con las instancias de seguridad nacional.

Como parte de estas acciones, la compañía ha clausurado alrededor de 70 estaciones de servicio en diversas entidades que no comprobaron la procedencia lícita de los combustibles que comercializaban.

De igual modo, ha echado mano de la tecnología para reforzar la vigilancia de los ductos e instalaciones de almacenamiento, y ha incrementado el número de elementos de seguridad de diversas instancias para patrullaje, lo que permitió recuperar en 2017 casi 15 millones de litros de hidrocarburos que fueron sustraídos ilegalmente.

Sin embargo, la estrategia para combatir el robo de combustibles se ha fortalecido con la creación de un grupo interinstitucional en el que, además de Petróleos Mexicanos, participan la Secretaría de la Defensa, la SHCP, la PGR, Policía Federal, Profeco, así como los gobiernos estatales y municipales.

La nueva estrategia también consiste en desalentar y erradicar la demanda de combustible robado para romper el mercado ilícito.

“Es un enfoque diferente y decidido, que combate desde la sustracción hasta la comercialización del producto. Tenemos un gran desafío y todos juntos, sociedad y autoridades, debemos trabajar en una gran alianza para encarar esta actividad criminal que afecta al patrimonio de todos los mexicanos”, asegura la compañía.

Cabe señalar que la semana pasada Pemex denunció, ante el ministerio público de Sinaloa, a trabajadores de la empresa por atestiguar la extracción de combustible en tomas ilegales y no reportarlo.

En enero de 2018, TyT reportó que en los últimos 8 años Pemex ha perdido 4,386 millones de litros de combustible, por fugas y robo que se concentran en 10 ductos, principalmente en Guanajuato, Puebla, Tamaulipas, Hidalgo y Veracruz.