Ante un año de vulnerabilidad, en el que la economía mexicana tendrá una disminución en su ritmo de crecimiento, se vuelve indispensable que cualquier empresa de autotransporte defina una estrategia de operación.

Se trata de una planeación que se fundamenta en un análisis de las fortalezas y debilidades del negocio, el comportamiento del sector en el que participa, y las tendencias del mercado y el entorno económico.

Desarrollarla permitirá a las empresas autotransportistas de cualquier sector hacer eficiente su operación, ser más rentable y competitivas, obtener buenos rendimientos y optimizar los recursos.

De acuerdo con Gabriela Siller, directora de análisis de Banco Base, la planeación debe ser anual, pero en este entorno de incertidumbre lo mejor es revisarla trimestralmente, sobre todo por el impacto de las políticas que aplicará el Presidente Electo de EU, Donald Trump.

Alejandro Villalobos, socio líder de la Industria de Transporte de KPMG en México, considera que esta planeación permite formar alianzas estratégicas, por ejemplo, para la adquisición de combustible, comprar insumos a menores costos y lograr eficiencia en el traslado de mercancías.

Entender – a través de este plan estratégico- qué demanda el mercado y cómo satisfacer sus necesidades dará una ventaja a la compañía para diferenciarse de sus competidores y mantener una correcta administración.