El crecimiento de las ciudades requiere impulsar cambios en la industria del transporte y atender las necesidades de desarrollo de las urbes y sus habitantes.

De acuerdo con el Laboratorio para la Ciudad, el 78% de la población en México se encuentra concentrada en zonas urbanas. Pese a este número, el transporte masivo acarrea problemas que lo hacen deficiente por la falta de una estrategia en movilidad, la carencia de una regulación formal de las organizaciones que prestan los servicios, la figura vigente del hombre camión y las tarifas.

Para transformar el transporte público en las ciudades del país se requieren jugadores clave: autoridad, ciudadanía, fabricantes y expertos que trabajen en conjunto para desarrollar sistemas suficientes, modernos, seguros y cómodos.

México debe aspirar y trabajar por incorporar distintas tecnologías y estrategias que a nivel global están marcando rumbo. Aunque falta mucho para contar con algunas de estas herramientas, se debe acelerar el paso para invertir en cerrar la brecha y dignificar los sistemas de transporte público. Estas son siete tendencias centrales:

1. Sistemas integrados e interconectividad

Los distintos servicios que ofrece la ciudad deben estar integrados desde el punto de vista físico, tarifario, de medio de pago, de imagen, de autoridad para permitir una gestión, programación y de un control más efectivo del sistema de transporte público, explica World Resources Institue México (WRI).

Debe haber interconexión con otros modos de transporte, como los no motorizados. Y en ese sentido, hay avances de integración cuando los sistemas de transporte público han instalado, por ejemplo, biciestacionamientos dentro de los sistemas nativos de transporte. Esta es una de las tendencias que se han dado en Latinoamérica a través de los sistemas Bus Rapid Transit (BRT).

El otro elemento es contar con un autobús conectado a una base que ofrece información para la toma de decisiones en el momento y así reducir la menor cantidad de fallas técnicas, eléctricas o electrónicas de un vehículo, de acuerdo con Mercedes Benz. Si una unidad está conectada se puede conocer qué tiene, cuándo darle mantenimiento o qué componente pudiera presentar una falla, por lo que se simplifica la reparación, se minimiza el tiempo de taller y aumenta el tiempo de operación.

2. Vehículos a gas, híbridos y eléctricos

Con los vehículos a gas el costo de operación de los autobuses es mucho menor, lo mismo que el impacto al medio ambiente al disminuir las emisiones contaminantes a la atmósfera. En México, algunos corredores combinan la operación de los vehículos con motores Euro 5 y algunos a gas.

Los vehículos híbridos combinan la tecnología a diesel con electricidad a través de mecanismos que permiten que el vehículo funcione con ambos elementos. En Bogotá cuentan con 250 vehículos de este tipo, mientras que en la Ciudad de México tales unidades sólo están en funcionamiento en la Línea 4 del Metrobús.

Cada vez más ciudades en el mundo optan por los autobuses eléctricos de gran capacidad. La flota mundial de e-buses alcanzó en 2015 aproximadamente las 173,000 unidades, de acuerdo con el reporte Zero Emission Urban Bus System (ZeEUS eBus Report). El informe señala que la electrificación de autobuses seguirá creciendo en los próximos años y para el caso europeo este mercado alcanzará su plena madurez en los próximos dos años. La incorporación de estos vehículos a los corredores viales implica cambios en la infraestructura. Las armadoras están investigando mejores baterías que garanticen mayor eficiencia en la operación.

En este sentido, Bogotá acaba de incorporar a su sistema de BRT el primer autobús articulado totalmente eléctrico y planea renovar su flota con más vehículos de este tipo.

3. Sistema único de cobro en el móvil

Las ciudades deben enfocar esfuerzos en integrar todo tipo de sistemas de transporte público en una aplicación para que en ésta los usuarios puedan definir su viaje, elegir la ruta, saber el tiempo y el costo del recorrido, además de pagar el servicio en la propia aplicación, detalla Alejandro Villegas, especialista en políticas de transporte, movilidad y sostenibilidad. De esta forma, se facilita el uso del transporte público y se desincentiva el uso de autos particulares para trasladarse.

Cuando se viaja en sistemas de transporte masivo muy robustos, bajarse una parada antes o después puede cambiar radicalmente el destino de transporte de un usuario. Con este servicio, los pasajeros no tienen de qué preocuparse, pues el dispositivo les brinda con claridad y sencillez todas las instrucciones. El sistema opera en distintos países como Finlandia y Brasil.

4. Big Data

Subir en datos abiertos la infraestructura básica de la red vial de las urbes, las paradas, líneas existentes de transporte público permitirá que desarrolladores de aplicaciones móviles puedan tomar esa información como infraestructura y empiecen a generar datos dinámicos basados en la misma comunidad para refinar las líneas y paradas, servicio, horarios, y todas las características del servicio.

Lo anterior sirve para que los usuarios puedan navegar mejor en las propias líneas de autobuses como para que las aplicaciones puedan recoger información valiosa del desempeño de la red de transporte.

Se pueden hacer ejercicios de participación ciudadana, como el Mapatón, proyecto a cargo del Laboratorio de la Ciudad con el que se construyó la base de datos abiertos del sistema de transporte público concesionado de la Ciudad de México.

5. Accesabilidad

Los estándares internacionales indican que las ciudades deben ofrecer nodos de transporte a 500 metros o menos de distancia del domicilio de una persona, afirma Villegas. En el caso de la CDMX y de la Zona Metropolitana del Valle de México se determinó que sólo el 29% de los pobladores de la Ciudad de México tienen una estación de estos sistemas a 500 metros o menos de su casa. En el caso del Estado de México, este dato baja a 14%.

Un ejemplo de accesabilidad es Bogotá, ciudad referente en el tema de movilidad, que trabaja en un ambicioso plan: que el 85% de las viviendas esté a menos de un kilómetro de una línea de transporte masivo, ya sea Metro o BRT, de acuerdo con el Alcalde Enrique Peñalosa. Sólo Hong Kong cuenta con esta cobertura.

6. Servicios autónomos

Los vehículos con conducción semiautónoma son una de las principales tendencias. Entre los fabricantes hay una clara competencia por desarrollar esta tecnología con los más altos estándares de seguridad y con los equipos más innovadores. Las unidades pueden contribuir significativamente al aumento de la eficiencia del transporte y la productividad, en particular en espacios bien controlados que requieren conducción repetitiva y continua. Los vehículos cuentan con una serie de sensores y cámaras que pueden identificar semáforos, peatones y autos. Mercedes Benz es el primer fabricante que tiene un autobús autónomo que ya corrió en Amsterdam. Se trata del primer paso hacia un desarrollo más fuerte en vehículos autónomos que incorpora comodidad, comunicación, e interconectividad.

7. Confort

Los transportistas también están considerando el confort y prefieren autobuses con suspensión y transmisión automática, motor muy eficiente, asientos muy cómodos e internet a bordo de los vehículos para que éstos sean para los pasajeros una extensión de su casa u oficina, y para incrementar la efectividad del transporte en los recorridos.