Todas las verificaciones de pesos y dimensiones, así como físico-mecánicas –que incluso llevan a cabo los Centros SCT– son coordinadas y administradas por el área de supervisión de la Dirección General de Autotransporte Federal (DGAF).

El personal dedicado a los operativos asciende a 32 inspectores en la Dirección General Adjunta de Supervisión y a nivel nacional, alrededor de 240 supervisores, que administrativamente dependen de los Centros SCT, pero en el tema normativo los rige la DGAF.

La Dirección de Supervisión tiene como política transparentar todos los operativos. Tanto la DGAF como los Centros SCT invitan a las Cámaras y Confederaciones transportistas a que participen con el personal y comprueben que las revisiones estén apegadas a lo estipulado.

Además, directivos y subdirectores son comisionados en los puntos de vigilancia, en los que hay un coordinador, un responsable de turno y personal a nivel central. 

Se revisan las bitácoras a fin de verificar si hay desviación en  el comportamiento de los registros, evitar actitudes inconvenientes y transparentar la actuación en los operativos.

Ante quejas contra un servidor público, se turna al órgano de control, que revisa el caso a través de expedientes y bitácoras, y es éste el que determina si amerita sanción. De acuerdo con el Director General Adjunto de Supervisión, en año y medio de su administración no se ha dado a nadie de baja.

¿Qué es lo que revisan?

1    En el operativo, abanderan a los vehículos hacia el punto de inspección, los forman y, una vez que se completa el carril de incorporación al centro de pesaje, se cierra para no impedir la circulación principal. Esto, a fin de ponderar la seguridad de los usuarios de la carretera y del propio personal.

2    Las unidades son elegidas aleatoriamente. El personal no tiene manera de distinguir a la distancia a qué empresa transportista corresponde el vehículo o qué tipo de mercancía lleva. 

3    En el punto de inspección, se da de alta una bitácora que registra placas, configuración y peso.

4    El personal debe presentarse ante el operador y explicarle sobre el operativo. El inspector que esté de turno se identifica y realiza la revisión de configuración de la unidad. 

5    Una vez que el vehículo se detiene en la báscula, el personal ya tiene identificado el tipo de configuración y peso, incluso, si el tractocamión incumple la normatividad. 

6    Después, el personal solicita tarjeta de circulación, licencia, dictámenes de condiciones físico-mecánicas y de baja emisión de contaminantes. 

7    En el caso de los vehículos sencillos, se verifica la suspensión, frenos, líneas de aire y neumáticos, entre otros aspectos.

8    En los doblemente articulados, revisan que los componentes –tanto del tractor, remolque, dolly y semirremolque– cuenten con todo lo que marca la NOM, aunque porten la Autorización Expresa. 

9    Si hay una violación a lo establecido, se sanciona al transportista y el vehículo es retirado de circulación.

10 Si hay una unidad que amerite una inspección más exhaustiva, se pasa al área de revisión e ingresa en una fosa. Allí, personal de la SCT puede hacer verificaciones con mayor detenimiento y pruebas de golpe de frenado, juego del volante  y de la quinta rueda, así como de todos los elementos que establecen las normativas.

11 Si hay una violación a lo estipulado, se le notifica al operador su incumplimiento y si es acreedor a una sanción. Si el caso lo amerita, el vehículo será retirado de circulación e ingresará en el corralón. El conductor tiene oportunidad de hacer un inventario de la mercancía y dar aviso a la empresa para que tome sus propias medidas. Hasta 24 horas podría permanecer la unidad en el corralón.

Este 2019, el área de supervisión tiene planeado completar nueve operativos nacionales y, con ello, alcanzar al menos 170,000 revisiones de pesos y dimensiones.