La oportunidad de alcanzar las metas trazadas con la puesta en marcha de la reforma energética en 2012 se despedaza a pasos agigantados.

La Cámara de la Industria de Transformación (CAINTRA) en aquel entonces, se manifestó a favor de esquemas competitivos, eficientes y transparentes respecto al costo de las gasolinas y diésel en el país.

Sin embargo, en lo que va de la administración federal actual se han observado incrementos considerables en los costos de las gasolinas y diesel (hasta 47.6% de incremento en el precio del diésel).

Y para el siguiente año, como ya sabemos, la Secretaría de Hacienda ha propuesto un esquema de liberalización de los precios en las gasolinas de manera gradual y ajustada para distintas regiones en el país. El esquema iniciará con nuevos costos estimados para las 90 regiones consideradas y los aumentos en el promedio nacional respecto a diciembre de 2016 alcanzarán hasta el 20.1% en el caso de la gasolina premium y en el caso del diesel hasta 16.4%.

Para el caso de Nuevo León la situación se agrava ya que las gasolinas en particular del Área Metropolitana de Monterrey tendrán un incremento de hasta 22.8%, siendo superior al promedio nacional.

De acuerdo con la CAINTRA, debido que el costo logístico para las empresas llega a significar hasta el 33% del precio final, la competitividad y los costos de productos manufacturados se verán seriamente afectados, aquejando directamente a las empresas transportistas y especialmente al sector industrial, el cual es usuario del transporte carretero y ferroviario del país.

Por otro lado, el desabasto de combustibles que sufren actualmente varios estados, afectan la cadena logística de transporte de mercancías y servicios en México.

Sumado a lo anterior:

“Los industriales nos enfrentamos a otros factores como la volatilidad cambiaria, menor demanda exterior y desaceleración del mercado interno e incertidumbre comercial internacional. Por tal motivo, CAINTRA hace un llamado a las Autoridades Federales para que incentiven esquemas de costos que reduzcan los efectos inflacionarios que esto tendrá indudablemente y así mantener la estabilidad de los precios al consumidor, la confianza empresarial y certidumbre en las inversiones de las empresas. Además de garantizar la calidad y el abasto de combustibles en el país”.