El estudio “La cadena de suministro como motor de la competitividad” detectó los  hábitos miopes o deficientes que merman la capacidad de adaptabilidad y éxito de las empresas, como la falta de toma de decisiones basada en análisis de datos duros, manejo aislado de información, líneas de comunicación insuficientes o incentivos limitados al desempeño individual.

Como resultado de la investigación, Eric Porras, Director de Programas MBA de EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey, comparte algunas de las mejores prácticas que podrían subsanar muchas de estas deficiencias:

Chief Operations Officer: el rol que juega el director de operaciones (COO, por sus siglas en inglés) es crucial para los resultados de la empresa, enfocados en la aplicación y ejecución de las directrices operativas establecidas por parte de la dirección general. El involucramiento directivo en el diseño, estrategia y gestión de la cadena de suministro, es crítico para garantizar sus niveles de competencia y responder eficientemente ante alguna circunstancia no planeada.

Centros de distribución (Cedis): dotarlos de mejor infraestructura, procesos óptimos, tecnología de punta y talento especializado es imprescindible para coordinar el equilibrio entre demanda y oferta. Los Cedis se caracterizan por la llegada, almacenamiento y salida con precisión y velocidad de los productos para lograr altos niveles de servicio al cliente. El 85% de las empresas considera la gestión eficiente de los procesos de su centro de distribución como fuente de ventaja competitiva, siendo las más importantes para las grandes empresas: la ubicación (70%), diseño de la instalación (53%), herramientas para medir el desempeño (53%) y evaluar la satisfacción del cliente (52%).

Procesos y tecnología: la tecnología permite lograr redes de distribución optimizadas, accesibles y rentables; sistemas de información que facilitan la interconexión e inteligencia entre el personal y la reducción de costos operativos a largo plazo. Sin embargo, 73% de las Pymes continúan manteniendo una estructura tradicional frente a 48% de las grandes empresas, operando bajo estrictas cadenas de mando y departamentalización, en lugar de una estructura basada en procesos: un organigrama sin fronteras, donde los equipos tienen funciones cruzadas y fluye la información.

Planeación de la demanda: los métodos tradicionales (hojas de cálculo, macros y tablas dinámicas) ya no son suficientemente funcionales. Para pronosticar la demanda potencial se necesita innovación y herramientas automatizadas, como S&OP (planeación de ventas y operaciones), proyección colaborativa, análisis de big data, planificación participativa, pronóstico y CPFR (reabastecimiento). Mientras que las grandes empresas emplean estos métodos 1.5 veces más que las medianas, muy pocas trabajan con metodologías de entregas just in time, las cuales minimizan mermas, desperdicios y costos de almacenamiento.  

Sistema ABC: para llevar una planeación estratégica sólida e integrada se requiere conocer los indicadores financieros del negocio, para lo cual el sistema ABC (Activity Based Costing) es fundamental, ya que permite mantener información precisa, confiable y disponible en tiempo real acerca de los costos unitarios de cada actividad. Este sistema está enfocado en la reducción y control de costos en la cadena de suministro, ayudando a optimizar las actividades. A pesar de los esfuerzos que realizan las grandes empresas para adoptar el sistema ABC, más de la mitad de ellas continúa utilizando la metodología tradicional.

Transporte, el eslabón clave: la movilización de materias primas, insumos y productos terminados, constituye uno de los costos más elevados dentro de la cadena de suministro y, en ocasiones, es lo que hace encarecer el precio final del producto. De ahí la importancia de administrar eficazmente el transporte. Del total de empresas encuestadas solo 23% maneja una flota propia; 60% de las multinacionales tercerizan, mientras que solo subcontratan flota 31% de las nacionales. El potencial de mejora es importante, ya que solo 30% de las compañías evalúa el nivel de desempeño de los transportistas.

Como se observa en el estudio, la gestión de la cadena de suministro por parte de las empresas grandes, en comparación con las Pymes, revela muchas diferencias. En ambas hay un amplio margen para el perfeccionamiento y la adopción de mejores prácticas.

Éstas van por buen camino porque tienen clara la importancia de optimizar la gestión de su supply chain, pero deben avanzar con paso más decidido hacia una mejor integración de sus procesos con tecnología y adopción de buenas prácticas.