Más allá de la discusión en torno a la militarización de la seguridad o de cualquier consulta pública, la Guardia Nacional sí va. La expectativa generada alrededor de este modelo no es menor. La violencia en el país no solo no está controlada, sino que su aumento es más que alarmante.

Particularmente en el robo al autotransporte, el Gobierno federal dedicó un capítulo entero a este tema en la recién presentada “Estrategia Nacional de Seguridad”, aunque no aclaró quién o quiénes serán los responsables de ejecutar cada una de las acciones mencionadas. La Guardia Nacional, en este sentido, supone el cerebro de toda la ecuación.

A diferencia de los empresarios del transporte público federal, las flotas privadas y generadores de carga no solo padecen el robo de unidades, mercancías y lesiones a sus operadores, sino que, encima, tienen que competir contra el mercado informal, lo que representa una pérdida adicional.

En este contexto, Patricia Vizcaya, titular del Comité de Prevención y Combate al Delito (Coprecom), considera que si bien la propia asociación y otras organizaciones de transporte han realizado esfuerzos para mitigar esta situación, lo primero que tendría que hacer la Guardia Nacional para contrarrestar la inseguridad, es diseñar un equipo de Inteligencia para desarrollar una estrategia que entienda y atienda que cada región del país requiere soluciones específicas.

“Por supuesto es necesario que refuerce su presencia con personal táctico y estratégico, pero no solo se trata de sumar elementos, sino de saber perfectamente qué, cómo y cuándo actuar, pues las bandas criminales no son las mismas ni operan del mismo modo. He ahí la importancia de un cuerpo de Inteligencia competente”.

Se requiere, dijo, un análisis detallado de las acciones que hay que combatir y prevenir, de todo eso que hay que implementar de forma paulatina o inmediata y persistente.

“La Guardia Nacional tiene la gran oportunidad de llegar a donde no han llegado otras instancias. Recuperar unidades, prevenir incidentes y liderar una profunda estrategia de seguridad que, esperemos, ofrezca buenos resultados. Principalmente en las zonas rojas, como en el famoso triángulo rojo. Es imprescindible recuperar el Estado de Derecho”. 

Por otro lado, la ANTP y, particularmente el Coprecom, siguen teniendo abiertos los canales de comunicación con la Policía Federal y con los Ministerios Públicos locales, a fin de atender y resolver los incidentes reportados por sus agremiados.

En este sentido, agrega Vizcaya, otro de los grandes retos será la coordinación entre autoridades y dependencias, pues si bien el mando estará a cargo de la Guardia Nacional, las jurisprudencias suelen ser un obstáculo o, incluso, un problema, en lugar de una solución.