Uno de los paradigmas que permea la visión que la industria tiene sobre el hombre-camión es que se trata de un transportista informal y que en muchas ocasiones opera al margen de la ley, situación que mientras lo favorece en algunos renglones, también lo margina en cuanto a otras oportunidades de crecimiento.

Es por eso que Elías Dip Ramé, Presidente de la Confederación Nacional de Transportistas Mexicanos A.C. (CONATRAM), organismo que agrupa a más de 80,000 afiliados en el país, considera que uno de los caminos más viables para el hombre-camión está en la profesionalización de sus actividades.

Esto quiere decir que si bien puede tratarse de un transportista con menos de cinco vehículos, su actividad podría ser más rentable en tanto se funde como una empresa formal y hasta, porqué no, agruparse con otros transportistas a fin de crear una empresa mediana, que les dé más herramientas para competir con menores desventajas.

Se puede empezar con la organización de unas 20 empresas medianas que sumen mil camiones. Si un camión vale un millón de pesos, en lugar de ser dueño de esa unidad, se puede decir que es dueño de mil acciones, valuadas en mil pesos cada una. Así nadie se peleará los mejores fletes y todo funcionará alrededor de la utilidad de una organización y no de particulares.

“Los que salten se salvarán”. Con esta frase, Dip Ramé dejó claro que no quitará el dedo del renglón, ya que justo porque el hombre-camión se ha superado mucho en los últimos años, aún queda mucho camino por recorrer: “El hombre-camión está obligado a convertirse en empresa. Antes éramos 2,000 empresas y hoy hay más de 10,000, eso quiere decir que muchos hombres-camión que se han atrevido a dar el salto”.