Oswaldo Reyes salió de Toluca rumbo a Monterrey a bordo de una nodriza. Descansó bien y ha de parar en los límites de Querétaro y Guanajuato para cenar y dormir toda la noche. Cuando despierte se bañará, tomará un desayuno ligero y retomará el camino, hasta Carbonera, ya muy cerca de la planta de KIA. Al día siguiente, la rutina de descarga y después nada más esperar. La empresa para la que trabaja renta una pensión en Pesquería para que los operadores aguarden su retorno.

Es domingo y el día se le va entre revisar el teléfono, el calor regiomontano y una siesta llevadera. Baja del camión para comer y de cuando en cuando se encuentra a un colega con quien platica sobre cualquier tema. Mañana volverá a la capital, subirá a Toluca y cargará otra vez, en busca de nuevos caminos, sin rutas fijas, con muchos destinos. La única restricción que tiene en este momento es no hacer viajes de más de mil kilómetros, ya que hace unos meses se quedó dormido y se salió de la carretera. En cambio, recibe buenos fletes, ya que no usa “pericos”, de tal manera que cuando algún cliente –como KIA– le hace el antidoping, sale limpio.

Aunque no hay jornadas laborales que establezcan una rutina, más o menos labora 25 días y descansa cinco. Es importante destacar que durante su trabajo hay momentos en que Oswaldo solo espera. Tiene 25 años y empezó en este oficio desde los 21. Es padre de unas gemelas de su primer matrimonio, y con su esposa tiene un hijo de dos años y uno más que está en camino. Hace cuatro años, cuando le dieron su nodriza pesaba 68 kilos y la última vez que lo intentó, la báscula registró 98.5.

“A pesar de que he subido 30 kilos y la verdad es que no hago nada de ejercicio, no tengo ningún padecimiento. Ni de riñones, la vista, los triglicéridos, el corazón. Nada. Sí estoy consciente de que soy joven y que así como voy, seguro cuando sea más grande, la mala alimentación y los malos hábitos en general me van a cobrar la factura. Y para ser honestos, no solo es por falta de tiempo, sino también por falta de interés y de ganas”, confiesa este operador sin 10-28.

La importancia de una buena alimentación

¿Mito o realidad? Los conductores no comen la misma comida ni en el mismo lugar. Cierto. En el camino no hay opciones saludables. ¿Cierto? Por supuesto la oferta gastronómica en la carretera puede estar inclinada hacia la comida rápida o las garnachas, pero no es pretexto para no conseguir una comida corrida, pechugas asadas e, incluso, ensaladas.

Platicamos con directivos de dos empresas cuyos modelos en pro de la salud del operador son, sin duda, una referencia para el autotransporte nacional. La clave está en la estrategia integral, pues sus políticas son claras: los conductores son parte medular de la operación y por eso su estado físico repercute directamente en la eficiencia de los procesos.

Josué Vázquez, médico de Corporativo UNNE, cuenta que en todas las bases de la empresa cuentan con una nutriólogo, responsable de asesorar, medir y dar seguimiento a los hábitos alimenticios de los operadores. La iniciativa nació para cumplir con los requerimientos psicofísicos de masa corporal y los resultados han sido inmediatos.

Algo fundamental en este proyecto es que la asesoría nutrimental sea accesible para los operadores, ya que existen dietas que sugieren alimentos no tan comunes. “La nutrióloga sabe qué pueden conseguir en un parador. Recomienda porciones y da seguimiento a casos específicos de conductores con diabetes, hipertensión”.

Todo esto se refuerza con campañas de concientización no solo en base Tula, sino en todas las sucursales del país, ya que se trata de una política de la empresa. A través de pláticas y carteles se advierte de los riesgos que implica una mala alimentación en este trabajo.

Por otro lado, Verónica Leija, responsable de Enfermería en Grupo STI, señala que, además de una nutrióloga, hace un par de meses, la empresa decidió operar directamente su comedor, pues antes estaba concesionado, a fin de hacer una transición paulatina hacia una dieta cada vez más saludable.

También se ofrecen pláticas preventivas para conocer los riesgos ante abusos de grasas, azúcares y otros malos hábitos alimenticios. “Es importante señalar que el cambio de hábitos va forjando la disciplina. Tenemos casos en que algunos conductores prefieren llevarse comida del comedor en platos desechables, pues la prefieren respecto a lo que se oferta en la carretera. Durante cuatro años tenemos registro de operadores que han perdido, en promedio, 3.5 kilogramos al mes y hoy gozan de una mejor salud”.

La activación física, imprescindible

Una dieta sana es apenas la base. Al pasar tantas horas sentados, los conductores requieren ejercicio. Miguel Ángel Ochoa, Gerente de Desarrollo Organizacional y Capacitación en Corporativo UNNE, explica que tienen una campaña permanente de gimnasia laboral. Ya sean cinco o veinte minutos diarios, hay una persona responsable de coordinar ejercicios básicos: estiramientos, sentadillas, flexiones.

Y lo que ya se ha convertido en una tradición es la Carrera UNNE, que si bien se lleva a cabo en Tula, es abierta a todo el personal del país, además de proveer el transporte y el hospedaje para quienes llegan de fuera. Para esto contratan a personal especializado en acondicionamiento físico.

“Ya tenemos siete años con esta carrera. También tenemos eventos deportivos como futbol, basquetbol, squash. Incluso contamos con un entrenador de corredores que ofrece preparación técnica-especializada a cada participante”.

Mientras que en Nuevo Laredo, Julián Garza, Director General de Grupo STI, comparte que tienen al 90% un proyecto destinado a este tema: un gimnasio al aire libre, pero techado para no padecer las inclemencias del sol tamaulipeco. 

“Estamos por habilitar las canchas de futbol, basquetbol, tenis y los aparatos de ejercicio. Nuestros especialistas saben que al tener actividad física se libera endorfina, hay más energía y también mayor motivación”.