La industria del transporte en México crece a pasos acelerados, tan solo en el 2017, 982 millones de toneladas se trasladaron en el interior del país, y el 55.7% de ellas fue por vía terrestre.

Sin embargo, a pesar de que estas empresas tengan una operación en crecimiento y una buena rentabilidad, todo este bienestar no siempre se refleja en el flujo de efectivo, factor indispensable a considerar.

Últimamente, la industria del transporte ha sufrido por la generación de flujo de efectivo y el problema es que se tienen gastos que requieren pagos de contado; por ejemplo, sueldo de operadores, combustible o casetas. En cambio, para cobrar un flete se pueden llevar plazos de 90 y hasta 120 días, y esto hace que el flujo de efectivo (entradas y salidas de dinero) sea un foco rojo para los transportistas hoy en día.

”Recomendamos que los directivos y dueños que manejan empresas transportistas tengan muy clara la generación de flujo de efectivo de sus negocios y preparen a sus equipos financieros para un correcto monitoreo diario y proyectado. Adicional a la rentabilidad de una operación, se debe considerar al flujo de efectivo como parte de las decisiones de negocio”, afirma Mauricio Medina, director Comercial de la arrendadora TIP México.

Para Marcelo Caraveo, director de Riesgo de TIP México, el flujo de efectivo es el combustible de las compañías, ya que les permite cumplir con sus obligaciones en tiempo y forma.

No obstante, muchas veces las presiones generadas tanto por los clientes como por los proveedores afectan significativamente a las empresas, ya que el efectivo se obtiene al dar la vuelta al ciclo operativo, es decir, una vez que se cobra a los clientes, quienes pueden llegar a tomarse mucho tiempo en pagar.

“El transportista tiene que financiar esta diferencia y usualmente la forma más sencilla es extendiendo el plazo de pago a sus proveedores o acreedores financieros, lo cual puede llegar a tener un impacto en buró de crédito”, explica Caraveo.

Para solucionar las  necesidades de flujo de efectivo, una de las opciones a considerar es un Sale & Lease Back. Bajo este esquema, la arrendadora compra los tractos y remolques a la empresa transportista, mientras las unidades se siguen utilizando bajo un esquema de arrendamiento, así la empresa transportista saca jugo del uso del equipo de transporte y de beneficios del arrendamiento, como deducción de impuestos y la administración personalizada de la flota, con esto se estabiliza el capital de trabajo y se puede incluso arrendar equipo adicional sin descapitalizarse.

De esta forma, se tienen más oportunidades de crecimiento al contar con un mejor flujo de efectivo, mismo que servirá para seguir agregando clientes a la cartera.

Con información de TIP México