Hace unos días, el Presidente Enrique Peña dijo textualmente: “Se nos acabó la gallina de los huevos de oro”. Se refería a la extraordinaria capacidad de los gobernantes para dilapidar la renta petrolera. El denominado gasolinazo madrugó al año nuevo y, en efecto, no hay marcha atrás. La impopular liberación de los precios de combustibles alcanzó al mercado, y hoy el diesel se cotiza al menos 20% más caro que el año pasado.

Donald Trump ya es el Presidente de Estados Unidos. Como nunca antes, México ocupó un papel protagónico en la carrera del magnate a la Casa Blanca. Basada en amenazas –por no decir extorsiones– en contra de empresas que producen en México y que pagarían un impuesto de 35% para ingresar sus mercancías en Estados Unidos, las promesas de campaña del magnate ahora son una realidad, al menos en potencia.

¿Qué pasará con la relación comercial entre México y Estados Unidos? Desde hace 23 años, el Tratado del Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha hecho que el país sea más competitivo, sobre todo por su ubicación geográfica: ser uno de los dos vecinos de la potencia económica número uno en el mundo debe tener sus ventajas.

La brecha en la balanza comercial cada vez es más corta. A pesar de que Estados Unidos es el principal socio comercial de México, a la fecha nuestro país ha suscrito12 acuerdos con 46 países. En materia de diversificación, por ejemplo, la integración económica con América Latina, a través de la Alianza del Pacífico, ha permitido la liberación del 92% de los productos entre Chile, Colombia, Perú y México.

En días recientes, Valentín Díez, Presidente del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (COMCE), lo dijo muy claro: “Es necesario buscar esa diversificación sana de nuestro comercio exterior, con especial atención en las oportunidades que ofrecen los diversos mercados internacionales con los que hemos firmado un TLC, y que incluyen a 46 países a través de los que tenemos un acceso preferencial a más de 1,100 millones de consumidores”.

¿Hacia dónde se moverá el mundo?

Platicamos con Luis de la Calle, analista económico y uno de los principales artífices de aquella lejana firma del TLCAN, con objeto de vislumbrar posibles escenarios para este 2017. Nos contó sobre el gasolinazo, la inversión extranjera directa, la eventual renegociación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte y, naturalmente, sobre Donald Trump.

Si bien hasta este momento todo ha sido especulación, hay elementos que permiten dilucidar circunstancias que modificarían, para bien y para mal, la relación comercial entre México y Estados Unidos.

La Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos hará un estudio sobre la conveniencia de abandonar o renegociar el TLC, además de valorar cuál sería el papel del Congreso en esa decisión. La especulación continúa.

Hoy estamos en arancel cero y es complicado pensar en mejorar esa cifra. De la Calle considera que ante el peor escenario, en el que Estados Unidos no participe en el TLC, los grandes beneficiados serán Corea, Alemania, Japón o China, competidores de México. Aunque fue lo que prometió el magnate, no es tan fácil que esto suceda.

Cabe recordar que en 2015, el comercio bilateral entre ambos países superó los 531,000 millones de dólares, cifra mayor a la suma del intercambio de Estados Unidos con Japón, Alemania y Corea del Sur juntos (483,000 mdd) en el mismo periodo.

Otro dato importante: Estados Unidos se ha consolidado como el primer socio comercial de México (concentra el 64% del comercio total y el 80% de sus exportaciones). Mientras que nuestro país es el tercero para ellos (14% del comercio total), después de China (16%) y Canadá (15.4%).

Sobre la Inversión Extranjera Directa (IED)

Otro factor que ha generado incertidumbre en los mercados es la reciente decisión de Ford de cancelar la inversión que tenía prevista hacer en México. La amenaza del Presidente de Estados Unidos de cobrar un impuesto de 35% por fabricar acá y vender allá, surtió efecto.

En el caso de Ford, la empresa decidió no asumir el riesgo y terminó cediendo; sin embargo, hasta el momento no se han sumado más firmas a esta causa, pues siguen apostando a fincar sus inversiones en tierra azteca.

Eso sí, en el Estudio Económico de México 2017, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) advierte que si bien México goza de fortalezas económicas, las desigualdades en su población persisten en todo el territorio nacional.

La disparidad en los ingresos y las diferencias entre hombres y mujeres, siguen siendo enormes, además de que de los 35 países que componen la OCDE, México es el más corrupto. Estas condiciones provocan desconfianza y un gran peligro de ingobernabilidad, aspectos que inhiben una mayor inversión.

No hay que olvidar que ahora México tiene un nuevo canciller. La apuesta de Enrique Peña es rotunda: el nombramiento de Luis Videgaray al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores obedece a la gran confianza que le tiene, principalmente en su capacidad para coordinar y ejecutar.

Haberlo puesto a la cabeza de la Cancillería, apunta Luis De la Calle, supone extenderle la mano a Donald Trump para negociar en los mejores términos posibles. Por supuesto no será fácil, pero es claro el intento de Peña con ese cambio. El asunto es conocer las condiciones para negociar de uno y de otro lado.

¿Y el mercado de los combustibles?

No hay marcha atrás. A pesar de las manifestaciones, bloqueos y hasta el vandalismo registrado durante los primeros días del año, el Gobierno federal no frenará los efectos de una de las llamadas reformas estructurales: la Reforma Energética.

Aunque Peña lo niegue, el alza en los combustibles es producto de la Reforma Energética, incluso una consecuencia adelantada, ya que la liberación de los precios de las gasolinas se adelantó al 1° de enero de 2017. El especialista considera que si bien se trata de una medida altamente impopular, era necesaria si realmente México quiere que exista un mercado de gasolinas. Así lo explica:

“Ahora se pueden importar a México distintas marcas de gasolina. Para que exista un mercado se necesitan competidores, solo así se logra mayor competitividad en un sector. Desde siempre, Pemex ha sido el único abastecedor de combustibles en México, eso lo ha convertido en un proveedor mediocre: su productos son de mala calidad, ofrece mal servicio, logística pobre, transporte caro y almacenamiento ineficiente”.

Por esta razón, agrega, el precio de arranque de las gasolinas tenía que ser suficientemente alto para que haya participantes interesados en invertir para competir; de los contrario, no sería atractivo y Pemex seguiría siendo el único. A México le urge quitarle el monopolio a la paraestatal y a su sindicato.

El tipo de cambio

El analista señala que ahora le toca al Gobierno determinar las condiciones para maximizar la probabilidad de reevaluar la moneda nacional, a fin de que regrese la confianza y, simultáneamente, baje el costo de las gasolinas, toda vez que el petróleo también se cotiza en dólares.

Es importante considerar que ahora el precio de los combustibles fluctuará todos los días, influenciado directamente por el petróleo. Se requiere un tipo de cambio flexible a partir de una política fiscal muy robusta y creíble, para que no se ataque al peso. Así lo dice De la Calle: “Necesitamos un sistema de libre explotación de la moneda, con un periodo de reevaluación más abrupto”.

Al respecto, la expectativa del Banco Mundial resalta la complejidad de la economía mexicana para este año:

“La economía mexicana enfrenta un panorama externo complejo en donde la persistencia de precios bajos del petróleo, la normalización de la política monetaria en Estados Unidos, una desaceleración en el comercio internacional y en el crecimiento económico global y una diversidad de eventos geopolíticos, podrían elevar la aversión al riesgo y la volatilidad financiera, planteando retos a la estabilidad económica y financiera del país, así como a sus perspectivas de crecimiento. Las prioridades seguirán centradas en la implementación de políticas monetarias, financieras y fiscales prudentes a fin de generar las condiciones para un crecimiento más fuerte a mediano plazo”, señala el BM.

Una depreciación significativa del peso mexicano frente al dólar estadounidense tuvo lugar en los últimos dos años, ya que el tipo de cambio flexible se ha utilizado eficazmente para amortiguar impactos externos. Hasta ahora, el traslado de la depreciación del tipo de cambio a los precios domésticos ha sido limitado, dado que la inflación se movió a un nivel ligeramente inferior al objetivo del 3% del Banco Central. La posibilidad de que dicho efecto de traslado tenga lugar luego de una depreciación adicional de la moneda, es una de las principales preocupaciones de las autoridades monetarias que, en respuesta, elevaron la tasa de política monetaria a 4.25 por ciento.

¿Dónde está México?

México se ha convertido en el principal motor económico de América Latina. Walmart anunció una inversión 1,300 millones de dólares en su red logística durante los próximos tres años, aun sabiendo que Donald Trump sería el próximo presidente de Estados Unidos.

Hoy México es el primer exportador de manufacturas de media y alta tecnología en América Latina, y el tercero entre los países del G20. Sobre el libre comercio, la apuesta natural será expandirse hacia nuevos mercados y profundizar la relación donde ya se tiene presencia.

Nuestro país es el productor de alimentos número 12 en todo el mundo: primero en aguacate, principal exportador de cerveza y quinto productor de huevo. Exporta 400 litros de tequila por minuto. Se han abierto nuevos mercados a los productos nacionales, por ejemplo hacia los países de la península Arábiga y China.

«Habrán de ingresar a nuestro territorio divisas por la venta de productos agroalimentarios mayores a la venta que hacemos de petróleo, mayores a las que recibimos por el turismo, mayores a los ingresos que tenemos por remesas”, señaló el Presidente Enrique Peña.