Con la pasión por el transporte heredada de su abuelo y, más adelante, de su padre; desde muy corta edad, Alejandro González Figueroa encaminó sus pasos hacia esta industria.

En entrevista para TyT, el Director General de Servicio Internacional de Logística y Transporte (SILT), relató que en 1994, su papá poseía una empresa de autotransporte conformada por cinco camiones, en la que Alejandro tenía a su cargo el área de facturación y pago a operadores. 

Al ver el interés que el movimiento de mercancías comenzaba a despertar en su hijo, tomó la decisión de regalarle un tractocamión, el cual terminó convirtiéndose en el primero que conformaría su propia flota. “Ésta es tu herencia, ponte a trabajar”, fueron las palabras que Alejandro escuchó de su padre, mismas que marcaron el inicio de la historia de SILT.

La oportunidad para echar a andar la empresa llegó con los cruces internacionales, lo que facilitó que el empresario pudiera adquirir un par de camiones más en su primer año. Para 1995, compró otras tres unidades, tendencia que mantuvo durante los años siguientes. En el 2000, contaba ya con una flota de 15 vehículos. 

No obstante el crecimiento alcanzado, comentó, perdió el contrato con la única empresa a la que le ofrecía servicio de transfer. Esta situación puso en riesgo la permanencia del negocio y, al mismo tiempo, le dejó una importante lección: diversificar su cartera de clientes y no concentrar su operación en uno solo. 

Para superar esta mala racha, siguió apostando por los cruces fronterizos, por lo que no dudó en tocar puertas para poder demostrar la experiencia adquirida en esta modalidad de transporte. Además, decidió incursionar en los servicios foráneos, acciones que le permitieron retomar el rumbo de crecimiento alcanzado en la década previa. Para 2003, SILT contaba con una flota de 40 unidades, cantidad que incrementó a 80 en 2004. 

Solidez basada en los detalles

Al preguntarle sobre la clave del éxito de su empresa, respondió que en todo momento se ha encargado de hablarle con honestidad a los clientes y ofrecer un servicio personalizado, valores que le han permitido establecer relaciones a largo plazo y conquistar nuevas oportunidades.

Hacia 2014, alrededor del 80% de sus ingresos era vía el servicio de transfer, por lo que buscó incrementar su presencia en los viajes de largo recorrido para equilibrar la balanza y evitar centrarse en una sola modalidad de transporte. A la fecha, precisó, el 54% de sus ganancias es producto de los viajes foráneos, mientras que el 46% corresponde a los cruces fronterizos.

Si bien hay muchos factores que salen de su control, explicó que no escatima en cuidar aquellos aspectos que están en sus manos para salvaguardar la integridad de sus conductores, garantizar la calidad de sus operaciones y corresponder a la confianza que sus clientes depositan en la empresa.

Consciente de la importancia de estos temas, desde 2003, SILT obtuvo la certificación C-TPAT, enfocada en fortalecer la seguridad de toda la cadena de suministro, principalmente en la frontera así como la certificación OEA desde el 2014. En fechas recientes, la compañía originaria de Ciudad Juárez avaló sus procesos bajo los estándares de la ISO 9001.  

González Figueroa dejó en claro que a lo largo de la historia de la organización ha apostado por cumplir con todas las regulaciones establecidas por las autoridades para operar siempre bajo el marco de la legalidad. “Si queremos cambiar a nuestro país, debemos empezar por lo que podemos controlar directamente”, destacó. 

Más allá de establecer los mecanismos que promuevan la calidad de la empresa, el directivo siempre ha buscado velar por el bienestar de sus colaboradores, por lo que reconoció la relevancia de pagarle a cada quien lo que le corresponde, respetar sus derechos, otorgarles las prestaciones adecuadas, impulsar su desarrollo profesional y mantenerlos bien motivados. Confirmó que sus trabajadores son quienes ayudan al crecimiento de la empresa, por lo que merecen recibir lo justo por su labor.