Los últimos años han estado marcados por una intensa actividad de transporte a la que correspondía una agenda política de transporte igualmente intensa. La ampliación de la Unión Europea y la integración cada vez mayor de los mercados mundiales provocaron un gran auge en los volúmenes de carga. La movilidad de los europeos también ha aumentado a pesar del alto nivel de congestión de muchas ciudades.

La política transporte de la UE ha ayudado al transporte a ser más eficiente y seguro. La apertura del mercado ha tenido un éxito especial en la carretera y espectacular en la aviación, donde la liberalización en la década de los 90 marcó el inicio de un crecimiento sin precedentes, tanto en lo que se refiere al número de pasajeros transportados como al número de rutas ofrecidas en la UE.

El transporte ahora es mucho más seguro. Por ejemplo, el número de muertes en accidentes de carretera en 2010 fue 40% inferior a 2001, y la tendencia en los últimos cuatro años ha sido la misma. En fin, muchos cambios se han generado pero ninguno de ellos ha resultado ser un cambio estructural para reducir la dependencia del petróleo y las emisiones de CO2.

Mercedes_Benz_Actros_MP_IV_(1)El transporte continúa dependiendo casi exclusivamente de los combustibles fósiles como fuente de energía. Es el único sector en el que las emisiones de gases de efecto invernadero han seguido aumentando casi continuamente durante los últimos 25 años y son ahora superiores en casi un tercio a los niveles de 1990. El progreso técnico ha traído una mayor eficiencia energética, pero no lo suficiente como para compensar el aumento del volumen de tráfico.

La adopción de normas de emisiones de los vehículos cada vez más estrictas (las categorías Euro de las que hemos hablado en repetidas ocasiones) y las mejoras en la calidad de los combustibles han reducido significativamente las emisiones de contaminantes y partículas en el ámbito del transporte. No obstante, la contaminación continúa sobrepasando los límites legales en muchas ciudades y otras zonas sensibles: son necesarias más medidas para mejorar la calidad del aire.

El deficiente rendimiento medioambiental del sistema de transporte está también relacionado con las actuales pautas de transporte, dominadas por la carretera tanto en lo que se refiere al transporte de mercancías como al de pasajeros. No se explota el pleno potencial de los modos ferroviario y fluvial, más limpios y eficientes en las distancias medias y largas, que representan dos tercios de los kilómetros recorridos y de las emisiones. Algunos factores podrían explicar el escaso atractivo de las alternativas al transporte por carretera:

  • Las inversiones para modernizar la red ferroviaria y las instalaciones de transbordo de carga han sido insuficientes para resolver los cuellos de botella en el transporte multimodal. Las conexiones entre las diferentes redes modales son deficientes.
  • En el siglo XXI, el ferrocarril era el único modo de transporte en la UE que no se había abierto a la competencia. La normativa que prescribe la apertura del mercado en el transporte ferroviario de mercancías a partir del 2007 y en el transporte ferroviario internacional de pasajeros a partir del 2010 se ha aplicado con lentitud, de forma incompleta y sin el suficiente rigor en la gran mayoría de los Estados miembros. Los mercados nacionales de pasajeros, que representan la parte más importante de la actividad, siguen estando cerrados en gran medida. La falta de competencia ha frenado la calidad y la eficiencia del servicio.
  • Las tasas e impuestos no reflejan plenamente los costes sociales del transporte. Los intentos de internalizar los costes externos del transporte y de eliminar las distorsiones fiscales no han tenido éxito hasta el momento.

El impulso a las iniciativas recientes

Algunas de las medidas más eficaces para fomentar la sostenibilidad del sistema de transporte son las que han tardado más tiempo en ser definidas y adoptadas.

No obstante, en los últimos años se han adoptado varias decisiones importantes:

  • En 2009, en el contexto del paquete sobre clima y energía, la UE se fijó a sí misma el objetivo obligatorio de lograr que, de esa fecha a 2020, el 10% de la energíabus_setra utilizada por el transporte proceda de fuentes renovables y que la intensidad en Gases de Efecto Invernadero de los combustibles se reduzca en un 6 por ciento.
  • En el mismo 2009, la UE adoptó un Reglamento de normas de CO2 para los vehículos de turismo nuevos y, en diciembre de 2010, el Parlamento Europeo y el Consejo alcanzaron un acuerdo sobre el texto definitivo del Reglamento sobre los vehículos comerciales ligeros. El impacto sería significativo, pero su efecto tardaría algún tiempo en dejarse sentir plenamente ya que dependería de la sustitución del parque vehicular.

Apenas se empieza a apreciar el impacto de estas medidas, pero han puesto en marcha un proceso de transformación en el sector que ahora es vital continuar, profundizar y ampliar con miras al 2050.