Ésta es una historia particular. Fundada en Ecatepec de Morelos, Estado de México, allá por los años 40, Express Centauro inició operaciones transportando maíz para una granja que abastecía de víveres y alimentos a los héroes de la Revolución Mexicana. 

Don Fídel Gómez había sido ayudante desde los cinco años cuando se iba con su padre y con sus tíos a crear caminos, pintar casas o construir casonas para la gente rica en el estado de Puebla. 

De ahí eran originarios, pero muy pronto tuvieron que mudarse al Estado de México porque les habían heredado unas tierras en las que podrían construir su propia casa. Fidel era el mayor de ocho hermanos y siempre recordó la felicidad de su madre con la mudanza. 

El terreno era muy grande y pudieron ir construyendo su casa cuarto por cuarto, de una forma muy rápida. Ya cuando fue creciendo es que se compró una camioneta de carga bastante modesta y ya bastante traqueteada, pero para él era un sueño porque siempre quiso llevar a sus hermanos a dar una vuelta en carro. 

Por ningún motivo imaginó que esa sería su primera inversión para lo que años más tarde se convertiría en Express Centauro, una pequeña y bien formada empresa de transporte que en la actualidad tiene operaciones en los principales puertos del país. 

Después le empezaron a encargar pastizales, abono y algunos químicos para la misma granja. Le gusta llevarse a sus hermanos los más pequeños siempre y cuando ayudaran con los deberes de la casa. 

Fue así como empezó a trabajar en el transporte, sólo por el puro gusto de manejar y la costumbre del trabajo desde chico. En veinte años ya tenía 10 camionetas, hasta que un contacto le dijo que mejor debería invertir en camiones, porque tenían más capacidad y así hacer más viajes. 

No lo dudó y se compró un tractocamión, no era nuevo, pero no le dolía nada. A ese fue al que llamó Centauro, en honor a Pancho Villa, ya que en todos sus recuerdos de la infancia su papá y su abuelo se la pasaban hablando del “Centauro del Norte”, y fue por eso que a la empresa la nombró Express Centauro.

Con el tiempo empezó a delegar la operación a sus hermanos y a sus hijos, pero ya no era tan fácil porque cada uno jalaba para su propio lado, así que mejor se dividieron lo que había y sus hijos se quedaron con el nombre y con el patio de Ecatepec.

Cuando falleció les pidió a sus hijos que le prometieran que eso no volvería a pasar, que aprendieran de los errores de él y de sus hermanos para que no tuvieran que pelearse por la empresa ni por el dinero ni por cosas materiales. 

Así fue y los tres hijos de don Fidel llevaron a la empresa a otro nivel, pues fue ahí cuando encontraron oportunidad en el puerto y decidieron especializarse en contenedores. Los tres manejaban y vendían, pero de a poco fueron también tomando tras responsabilidad, al grado de que se bajaron del camión. 

Entre los hitos de Express Centauro está justamente la entrada al puerto de Veracruz y después la expansión a las demás terminales en ambos océanos, además de la tercera generación de la familia, quienes han ayudado a profesionalizar sus esfuerzos y traer a la empresa del abuelo a la nueva realidad. 

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Luego de algunas complicaciones con la pandemia, hoy tienen un presente promisorio y un futuro con grandes expectativas, ya que están planeando su incursión en una empresa estadounidense y la apertura de un despacho aduanal para diversificar el legado del fundador de Express Centauro.