En los últimos días, y derivado de las medidas emergentes ante la contingencia ambiental y la temporada de ozono, el transporte público de la metrópoli vuelve a aparecer en la agenda pública: los ciudadanos exigen una mejor calidad en el sistema de transporte que les permita cambiar sus hábitos de movilidad.

Al respecto, Adriana Lobo, directora ejecutiva del Centro de Transporte Sustentable (CTS) EMBARQ México, afirma que esto exige acciones de carácter estructural, ya que se requiere planeación y asignación de recursos por parte del Gobierno Federal, el Gobierno del Estado de México y el Gobierno de la Ciudad de México.

Los anuncios relacionados con transporte público han sido por parte de la Ciudad de México: Una inversión de 500 millones de pesos para adquirir nuevos autobuses que es correcta pero de bajo impacto. Además, han anunciado la gratuidad en los servicios de RTP, Trolebús y Tren Ligero y la disminución de tarifas de concesionarios de transporte, que es una medida coyuntural y de carácter político, no genera incentivos para cambiar nuestros hábitos de movilidad, no combate el problema de la contaminación y, por el contrario, afecta la calidad del servicio a los usuarios. Por parte del Estado de México y del Gobierno Federal no hemos identificado ningún anuncio o compromiso.

“En CTS EMBARQ México llevamos 13 años trabajando por impulsar acciones de carácter estructural. Hemos visto avances en materia de transporte masivo, Metrobús, Mexibús, Suburbano, la ampliación del Metro y Ecobici. Sin embargo el 60% de los viajes siguen siendo atendidos por las aproximadamente 108 mil unidades del transporte público concesionado, en su mayoría altamente contaminantes.

“La reestructuración del transporte tiene que ir más allá de la actualización de flota, debe evolucionar a un sistema planeado y ordenado -financiera, operacional e institucionalmente-, que satisfaga las necesidades de los usuarios. Esta transformación deberá ir acompañada de la integración con los actuales sistemas de transporte. Autobuses, Metrobús, Mexibús, RTP, Metro, Tren Ligero, Trolebús y Suburbano deberán funcionar como un único Sistema Integrado de Transporte Metropolitano·, explica.

Y en virtud de que la población no considera ni suficiente ni de calidad el transporte público que hoy se ofrece, Adriana Lobo sugiere cuatro pilares para lograr un modelo de transporte público con un estándar de servicio de mayor calidad.

1. Establecer un esquema institucional y de gobernanza metropolitana que elabore planes y acciones de carácter vinculante, que permita la gestión de la movilidad en la Zona Metropolitana del Valle de México y facilite la integración técnica, financiera, operativa, administrativa e institucional del transporte.
2. Contar con un plan Metropolitano de Movilidad asociado a un Plan de Inversiones que asegure su desarrollo, implementación, operación y control.
3. Considerar que el usuario debe ser el centro de atención en el diseño del servicio de transporte. Se deben establecer mecanismos de monitoreo y control para asegurar la permanente calidad en el servicio. Además de mantener, atraer y retener nuevos usuarios.
4. Efectuar esfuerzos políticos centrados en el establecimiento de esquemas transparentes para la vinculación y negociación con los concesionarios de transporte, así como en el desarrollo de instrumentos e incentivos económicos y de mercado que promuevan la transformación del sector en empresas organizadas de transporte.

«Para afrontar de manera real nuestros retos ambientales y sociales, requerimos un transporte coordinado, limpio y de alta calidad en el servicio. Sólo será posible con planes, inversiones y la participación activa de los concesionarios de transporte. Si se van a invertir recursos y capital político, que sea en esta vía», agrega Lobo.