Las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas inglés) prevén que durante 2024 se desacelerará el crecimiento económico mundial al 2.6%.

Dicha previsión colocaría el crecimiento de este año por debajo de la tasa pre-pandemia, que promedió el 3.2% entre 2015 y 2019. Y lo ubicaría por encima del umbral del 2.5% comúnmente asociado con una recesión.

Esto como resultado de perturbaciones comerciales, el cambio climático y las crecientes desigualdades, por lo que la UNCTAD recomendó reformas estructurales y esfuerzos globales coordinados.

Asimismo, señaló que hace falta una estrategia integral que incluya tanto políticas del lado de la oferta para impulsar la inversión como medidas del lado de la demanda para mejorar el empleo y los ingresos.

Tendencias preocupantes

En su Informe de Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas, la UNCTAD advierte, como una tendencia preocupante, la creciente dependencia de la economía mundial del consumo privado, que se prevé incrementará alrededor del 4%, superando el crecimiento del ingreso total del 2.6% previsto.

Señala que estos aumentos de consumo históricamente han dependido del endeudamiento, y dado que los ahorros acumulados durante la pandemia se han agotado, es probable que la deuda se convierta en una fuente primaria de consumo.

Otra de las tendencias preocupantes es la disminución de la participación de los trabajadores en los ingresos, dado que la desigualdad en el mercado laboral continúa incrementando.

Los trabajadores tanto de los países desarrollados como de los países en desarrollo obtienen una proporción reducida de los ingresos», indica.

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Dicha tendencia indica que los beneficios del crecimiento económico son cada vez más cosechados por los propietarios del capital y no por lo trabajadores, lo que amplía las brechas salariales y de riqueza.

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