Autoridades y especialistas coinciden en que, en poco más de cuatro años, la Reforma Energética ha logrado sentar las bases para resolver las problemáticas que propiciaron su instrumentación: excesivo endeudamiento de Pemex, carencia de capital para inversión y falta de acceso a tecnología de punta.

Para la Secretaría de Energía (Sener), se trató de la primera reforma integral del sector energético y la más profunda y trascendente en ocho décadas. Durante décadas, la industria de hidrocarburos se mantuvo cerrada a la inversión privada, con todo el peso del desarrollo energético de la nación en Pemex.

Lo anterior, subraya la dependencia, derivó en una situación insostenible, y si bien en varias ocasiones se intentaron emprender algunos cambios en el sector, éstos resultaron insuficientes.

De acuerdo con autoridades responsables en su implementación, la Reforma Energética tiene como objetivo crear nuevos mercados y competencia en ellos, así como promover que haya inversión e innovación.

Uno de los cambios más visibles para los consumidores mexicanos a partir de ésta ha sido la apertura del mercado de combustibles. Hasta hace algunos meses, todas las estaciones de servicio en el país debían ostentar una sola marca y se encontraban bajo un régimen de precio único controlado.

En el último año, México ha venido cambiando de manera gradual hacia un esquema de apertura y precio libre, en el que más de 30 marcas han podido establecerse en el territorio nacional.

El país es considerado el quinto con mayor consumo de gasolina, señala la Comisión Reguladora de Energía, posición que podría explicar el interés de empresas nacionales y gigantes internacionales por incursionar en el mercado mexicano de combustibles.

Hasta ahora, de las 11,000 estaciones de servicio distribuidas en la República, al menos 2,100 ya operan bajo una nueva marca, lo que representa el 19% del total, señalan las cifras más recientes de la Sener. Incluso, hay cuatro empresas que han importado gasolina desde Estados Unidos a través de las ciudades de Tijuana, Reynosa, Nogales y Nuevo Laredo.

La dependencia informa que diversas empresas han anunciado inversiones por 2,000 millones de dólares para al menos 40 proyectos de almacenamiento, que de llevarse a cabo permitirían contar con 24 millones de barriles de combustible adicionales, es decir, un 122% más de la capacidad actual.

Lo anterior significa fortalecer la seguridad energética del país, pues paulatinamente se incrementarán los inventarios mínimos de combustible. Hoy en día, la nación mantiene un margen de almacenamiento muy reducido, de tres días, que es muy inferior al estándar internacional de 30 días.

Por ahora, las nuevas marcas ofrecen combustibles con la molécula de Pemex aditivados con sus propios productos, y apuestan a la calidad y servicio como su nueva oferta de valor para conquistar a los consumidores mexicanos.

El siguiente paso será que estos competidores se encarguen de la importación de sus propios hidrocarburos con logística propia.

El gigante petrolero Total, que ha iniciado la apertura de despachadoras en el país y busca operar en una primera etapa 250 puntos de venta, indica que ya estudia las soluciones logísticas para poder ofrecer a la brevedad combustible con su propia molécula, aunque, como la gran mayoría, aún no tienen fecha definida para concretarlo.

“Es una prioridad para nosotros ser parte de la competitividad de la oferta y estamos investigando opciones. Esperamos ser capaces en los próximos meses de traer nuestro propio combustible”, señala Alexandre Duret-Proux, Director General de Total México.

Hasta ahora, la oferta de diesel de ultra bajo azufre es vía aditivación. Después vendrá vía la molécula de cada marca a través de la importación.

“Estamos explorando todas las posibilidades, estamos abiertos a todo y escuchando a todos para saber qué hacemos en cuanto a las necesidades logísticas de transportación”, indica Cuauhtémoc Íñiguez, Director de Soporte y Desarrollo Comercial de Total México.

Por su lado Carlos Rivas, Director General de Combustibles de Exxon Mobil, explica que la compañía que representa está convencida de que en la medida en que las petroleras puedan traer volúmenes más grandes se va a hacer mucho más eficiente la logística y el costo, con lo que se va a ver beneficiado el consumidor mexicano.

“En un año, si no es que menos, vamos a empezar a ver compañías como Exxon Mobil trayendo combustibles por barco en mayores volúmenes”, indica.

La Sener advierte que estos son los primeros pasos de una reforma que requiere un largo proceso de maduración y, subraya, es imposible implementarla en su totalidad en menos de un lustro.