La historia de Autotransportes Tamez se remonta a 1951, cuando Antonio Tamez Martínez era operador para una empresa de transporte en Nuevo León; hace más de 70 años, el país era totalmente distinto y, por supuesto, las carreteras también. 

Por aquella época, don Antonio hacía hasta ocho días en un recorrido de Monterrey a la Ciudad de México: no sólo por los caminos sino por la misma tecnología de los vehículos, pero así era la vida y el sector. 

En esa misma década, con el paso del tiempo, de a poco se fue volviendo un asunto más amable, pero aún lejos de imaginar que él mismo fundaría Autotransportes Tamez, ya que él estaba contento arriba del tracto, de aquí para allá y de allá para acá.

Par 1957 ya había muchos más caminos pavimentados, y la evolución del siglo XX seguía prometiendo la modernidad del país. Sin embargo, años después un amigo lo invita a conducir para una empresa de inversión extranjera llamada Flecha Dorada. Don Antonio aceptó y siguió detrás del volante.

Entre la confianza, la actitud y los buenos resultados, muy rápido fue ascendido a gerente de la compañía, pues no sólo era un muchacho de buen trato, sino que sabía conseguir y gestionar cosas; su facilidad de palabra y, sobre todo, su capacidad para relacionarse, le abrieron esas nuevas puertas. 

En aquel México, las distancias eran mucho más largas, de tal manera que entre sus principales funciones estaba tener comunicación con la Ciudad de México, pues la empresa requería permisos, autorizaciones y todo tipo de gestiones para su operación. Don Antonio resolvía. 

Hoy, su hijo Demetrio, actual director general de Autotransportes Tamez, recuerda que su padre era responsable de hacer alianzas con otras empresas para operar las rutas de la mejor manera: cabe recordar que por aquellos años había concesiones de rutas y no era un sector tan libre como lo empezó a ser con la desregulación en los años noventa. 

Durante varios años, don Antonio trabajó para esa empresa y aprendió mucho sobre el sector, ahora en la trinchera administrativa, de tal manera que tuvo la visión de invertir en un tractocamión para ponerlo a trabajar, pues había oportunidad y auge para las nuevas flotas. 

Así fue hasta que por allá del año 1978, la empresa cerró operaciones y a don Antonio lo invitaron a trabajar a Express Anáhuac, otra empresa regiomontana que le permitió conseguir carga para su camión, a través de su razón social. 

Ya para ese entonces, su hijo Demetrio se metió de lleno en la operación, manejando el camión y uniendo esfuerzos para construir un patrimonio propio. El negocio iba bien, al grado de que pudieron comprarse un siguiente camión, ahora nuevo: era un Dina. 

Le pusieron el número económico 12, porque se los entregaron el 12 de diciembre, Día de la Virgen de Guadalupe. Para 1980, cuando ya tenían tres camiones, Demetrio Tamez se casó y hasta utilizó este vehículo para la boda, pues el arraigo y el cariño por los camiones era compartido con su esposa. 

Durante los siguientes años, Demetrio Tamez estuvo manejando el camión y ayudando para crecer la flota, pues hasta entonces seguían siendo permisionarios de Transportes Santa Rosa, empresa a través de la que facturaban su operación. 

Ya por los años 86-87, la propia empresa le pidió a Demetrio que se hiciera cargo de la oficina en Monterrey, pues el crecimiento de la empresa requería alguien de confianza y con ganas de aprender. Así fue, ahora él se haría cargo de la importación y exportación, al tiempo que ellos también seguirán aumentando su parque vehicular. 

Por esa época, don Antonio conoció a una persona que le ayudaba a hacer trámites ante la Secretaría de Comunicaciones y Transportes; emitía permisos, hacía gestiones y trabaron buena relación profesional. 

Fue este personaje quien le dijo a don Antonio que le ayudaría para que se independizara y fundara su propia empresa. Empezaron a juntar los papeles, hacer trámites y comenzó este hito para Autotransportes Tamez. 

Mientras el trámite avanzaba, el gobierno federal desreguló el transporte y ahora sería más sencillo que cualquier persona pusiera su empresa, de tal manera que ahora tendrían más posibilidades, pero para ellos ya estaba hecho. 

Incluso, don Demetrio Tamez recuerda que su padre había sugerido nombres cortos para la empresa, pero por cuestiones que nunca alguien les explicó, resultó que el acta constitutiva salió con el nombre de Autotransportes Generales de Carga Tamez. Incluso su folio salió con la clave CG-001, pues habían iniciado antes que todos los demás de esa era. 

Y así fue como el 4 de noviembre de 1989 nació oficialmente Autotransportes Tamez, una historia que había iniciado casi 40 años atrás, pero que ahora su horizonte no tenía límites, pues ya veían de cerca el cambio de siglo y hasta las oportunidades que abrió el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. 

En aquel entonces eran cinco personas las que iniciaron la empresa familiar: don Antonio, dos de sus hijos, una hija y su nuera Adriana, esposa de Demetrio. 

Con el paso del tiempo, Demetrio compró la parte de su padre y de su hermana, de tal manera que ahora la compañía es también de su hermano y de su esposa. 

Hoy, la tercera generación de la familia Tamez ya está involucrada de lleno en la empresa, lista para el cambio de estafeta; Adriana Tamez, hija de don Demetrio, se hace cargo de la compañía y de los planes a futuro, mientras que su hijo se hace cargo de la operación en Estados Unidos. 

Luego de rememorar estos más de 70 años, don Demetrio afirma que una gran decisión en la era moderna fue la diversificación, ya que la pandemia del COVID-19 representó un duro golpe para su operación, pues gran parte de su actividad estaba dedicada a la industria automotriz. 

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Así, con nuevos bríos y las grandes oportunidades del nearshoring, Autotranpsortes Tamez está lista para el presente y también para el futuro

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