Hace 11 años, Hugo Hernández Gutiérrez se dedicaba a la pastelería. Tenía una serie de negocios y hacía lo que aprendió desde muy joven: la repostería. Cuando inició haciendo eso no imaginó que a los 32 años fundaría Transportes SAYA.

Aunque tenía un negocio rentable, su padre y su cuñado manifestaron su inquietud por invertir en vehículos de carga, lo que hizo que Hugo se sumara a ese propósito y decidió invertir en una pequeña camioneta para la última milla. 

Decidió que él mismo sería quien condujera esa pequeña Kangoo haciendo fletes locales en el Estado de México. Preferentemente movía electrodomésticos para un centro de distribución en San Martín Obispo, un importante centro logístico al norte de la ciudad. 

Muy rápido el tiempo le dio la razón de cambiar de giro, pues de pronto ya también tenía una camioneta de 3.5 toneladas y después camiones tipo torton. El negocio era fructífero y Hugo supo que Transportes SAYA sería su principal actividad para los próximos años. 

Aunque era una persona física, el crecimiento de la empresa lo obligó a convertirse en persona moral en 2018, fecha en la que oficialmente nació Transportes SAYA, llamada así por las primeras dos letras de los nombres de sus hijos: Saúl y Yael. 

Aunque ellos todavía eran muy jóvenes en ese entonces, desde siempre los involucró en la operación de la empresa, y mucho más cuando querían dar un salto cualitativo en esta historia. 

Se convirtieron en proveedores de Ryder, un importante operador logístico que exige muy altos estándares de servicio, razón por la que la empresa tuvo que evolucionar. 

En estos 11 años, Hugo sabe que esa ha sido la decisión más importante que han tomado, pues les permitió darse cuenta de que la profesionalización y la estandarización de procesos es la clave para incursionar y competir en ligas mayores. 

La demanda de carga permitió que Transportes SAYA creciera y diversificara su flota, con rabones, tortons y también con tractocamiones.

Actualmente su principal operación sigue siendo en la última milla en el Valle de México, pero también tienen un importante operación en los fletes locales y regionales, razón por la que su expectativa para este año es seguir creciendo su flota y diversificando su operación. 

Sus hijos, ahora de 23 y 17 años, ya están mucho más involucrados en la empresa y saben que la combinación generacional puede ser la mejor oportunidad para llevar a Transportes SAYA hacia un futuro sano y sostenible. 

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Un claro ejemplo es la incursión en la proveeduría automotriz, principalmente en el Bajío mexicano, pues también el tema de certificaciones ha fortalecido los cimientos de la empresa, que apunta a seguir creciendo aprovechando las oportunidades que se siguen presentando