En los últimos años, nuestra industria ha pasado por muchos cambios en cuanto a emisiones contaminantes. Cada vez hay más presión para reducirlas, usar nuevas fuentes de energía y operar de forma más eficiente. Dentro del segmento de los tractos Clase 8, además de dominar con el diésel, existen tres tecnologías que están peleando el futuro: los motores de combustión interna de hidrógeno (H2ICE), los eléctricos de batería (BEV, por sus siglas en inglés) y los eléctricos de celda de combustible (FCEV).
Como en todo, existen pros y contras para cada una de las tecnologías. Aun cuando los BEV han dominado el discurso de cero emisiones y son los que han tenido mayormente los reflectores, en los últimos años han surgido alternativas como los motores propulsados por hidrógeno, que ofrecen un camino hacia las cero emisiones, dejando de lado los retos de infraestructura que implican los vehículos eléctricos.
En marzo de 2024, Tata Motors inició pruebas en la India con 16 camiones propulsados por hidrógeno, incluyendo modelos con motores H2ICE y otros con celdas de combustible.
El objetivo de estas pruebas es evaluar la viabilidad comercial de vehículos de carga con tecnología de hidrógeno como alternativa ecológica. Esto refleja un creciente interés global por los motores H2ICE, que contrarrestaría los retos de los BEV, como son los altos costos, infraestructura limitada, tiempos de carga y disposición de baterías al final de su vida.
Motores H2ICE: la vieja escuela renovada
Los H2ICE son como los motores de siempre, pero con esteroides verdes. Básicamente, usan la misma arquitectura de los motores de combustión tradicionales, pero quemando hidrógeno en vez de diésel. ¿Lo bueno? Se llenan rápido, el mantenimiento es conocido y no hay que reinventar todo el camión.
Cummins ya lleva la delantera con su motor X15H, que ofrece buena potencia con emisiones bajas de CO2. Eso sí, todavía hay algo de emisiones de NOx que resolver.
Aun así, es una solución bastante realista mientras se instala más infraestructura de hidrógeno. En términos de impacto ambiental, esta tecnología ofrece emisiones muy cercanas a cero; claro, hay que considerar la manera de generar el hidrógeno (los diferentes “colores” de hidrógeno).
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Sin embargo…
En mi opinión, no podemos ser absolutistas diciendo que sólo se quedará una sola tecnología como cuando sólo teníamos diésel. Me parece que las tecnologías van a convivir entre ellas, con alguna dominancia mayor definitivamente, pero será tomando en cuenta la aplicación y las rutas.
Todo apunta a que el futuro será una mezcla de todo: H2ICE como puente, y a largo plazo, FCEV y BEV dominando diferentes nichos. No hay una solución mágica, cada operación necesitará su receta.
Cada tecnología ofrece ventajas únicas según la aplicación:
- H2ICE: ideal para flotas que desean una transición rápida con mínimos cambios operativos.
- FCEV: aptos para rutas de larga distancia donde la infraestructura lo permite.
- BEV: eficientes en entornos urbanos y operaciones regionales controladas.
La evolución de los tractocamiones Clase 8 está claramente orientada hacia la descarbonización. En este contexto, los H2ICE podrían actuar como puente tecnológico, permitiendo a fabricantes y operadores adaptarse gradualmente mientras se consolida la infraestructura necesaria para una electrificación total mediante FCEV y BEV.
El futuro del transporte pesado no dependerá de una sola solución, sino de un ecosistema tecnológico adaptado a las necesidades específicas de cada operación.
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José Gutiérrez es socio fundador de la firma de consultoría HIGHPERCONS, enfocada en la eficiencia de flotas y manejo óptimo de talleres, y es el Director de Enlace Industrial para NACFE LATAM.
Para ahondar en temas de mantenimiento y/o gestión de flota, pueden contactarlo en jose.gutierrez@highpercons.com o jose.gutierrez@nacfe.org
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