Hace no muchos años, pensar en vehículos eléctricos para el transporte de carga o pasaje en las vías de nuestro país parecía algo lejano, que solo ocurría en Europa, China o Estados Unidos.
Sin embargo, la realidad ya nos rebasó y, en los últimos dos años, compañías como DHL Express, 99 Minutos y Mercado Libre han incorporado unidades con esta tecnología para la última milla. A ello se le suma la reciente puesta en marcha de los primeros camiones eléctricos de 21 toneladas en México y Latinoamérica por parte de Grupo Modelo. Mientras que en el segmento de pasajeros, el Metrobús capitalino y Mi Transporte, en Jalisco, ya tienen en operación autobuses de este tipo.
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Lo que debes saber
Generalmente las compañías que tienen compromisos con el ambiente, casi por decreto adoptan unidades eléctricas porque es la forma más rápida de reducir emisiones de dióxido de carbono. Pero sin duda, los objetivos de las empresas no son solo medioambientales, sino mantener su rentabilidad, ser eficientes y optimizar sus recursos. Es en este renglón donde comienzan a surgir las dudas sobre lo caro que puede resultar un proyecto de este tipo, si es viable y accesible.
Respondiendo al tema, Ricardo Cortázar, socio fundador de la consultora InnoTran, expresa que no hay una receta mágica que diga lo que va a costar adoptar la electromovilidad y cómo se va a pagar. Eso sí, es un hecho que un vehículo eléctrico puede ser entre tres y cinco veces más caro en su precio inicial vs diesel.
A ello se le suma el desafío que representa la infraestructura de recarga que necesitan, pues a diferencia de las opciones a diesel o gasolina, los vehículos eléctricos requieren un espacio para abastecerse.
Entonces, ¿dónde está el beneficio? el experto expone que se debe ver más allá y hacer un análisis completo. Por ejemplo, de la eficiencia del vehículo, donde en lugar de ser de hasta 25% en una unidad a diesel, debido a que al menos el 20% de la energía que se le inyecta va a las llantas, en un vehículo eléctrico la eficiencia es arriba del 95 por ciento.
“Eso provoca que los costos por kilómetro recorrido sean cuatro o cinco veces más baratos y, por lo tanto, de ahí empieces a recuperar parte de la inversión”, comenta en entrevista para TyT.
Otro de los aspectos en los que beneficia es en el mantenimiento: “No tienes tantos componentes móviles; es decir, la transmisión, sistema de inyección, se sustituyen por un motor muy sencillo donde entra corriente y se hace el movimiento. Ahí es donde la ecuación da a mediano o largo plazo”.
Visión integral desde el principio
La clave para este tipo de proyectos, comparte Ricardo Cortázar, está en hacer este análisis de costo total de propiedad –que integra inversión inicial, costos de mantenimiento, de combustible, valores de reventa, seguros y gastos asociados– para poder identificar el costo real de tener un vehículo eléctrico versus uno de combustión, y así definir cuál conviene más a la larga.
En esto coincide Yolanda Villegas, Directora Legal de Compliance y Relaciones Institucionales de VEMO, quien considera que lo que hace a un proyecto de movilidad eléctrica rentable es justamente una planeación correcta en la que se consideren todos los elementos de un ecosistema de electromovilidad, como los vehículos, infraestructura, servicio y tecnología, en los que se va a invertir. Por ello, en ese análisis previo se deben considerar estos elementos y, sobre todo, cómo se implementarán para asegurar una solución para los negocios a largo plazo.
En la experiencia de VEMO con el Metrobús de la capital, la compañía diseñó e implementó un ecosistema de electromovilidad, que consideró múltiples aristas, desde el tipo de transporte, operación e infraestructura de recarga con el objetivo de que los autobuses estén activos y tengan una operación eficiente y económicas: “Se requiere revisar de forma integral la ubicación y tipo de la infraestructura de recarga, los horarios de los recorridos, el modelo de vehículo, batería, kilometraje, características de los recorridos y clima de la ciudad donde se operará”.
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Sobre el tema, Ricardo Cortázar reitera la importancia de la asesoría, ya que si una empresa quiere electrificar una parte importante de sus flotas en un Cedis y no ha considerado si la energía que le proveen es suficiente, no funcionaría: “Sin embargo, algo que apoyamos como consultores es identificar cuál sería el mapa de electromovilidad para cada compañía: dónde es viable, dónde no, si conviene comenzar o si por lo pronto no es opción migrar a un esquema eléctrico”.
Cabe mencionar que, Yolanda Villegas comparte que su oferta de soluciones y asesoría contempla este ecosistema: el vehículo, gracias a la cercanía con los principales fabricantes de equipo original (OEM, por sus siglas en inglés); el respaldo postventa, con un puntual seguimiento vía telemetría del comportamiento de las unidades y estaciones de carga para conocer sus necesidades de mantenimiento; la infraestructura, con acompañamiento para contar con los permisos de la CFE o explorar soluciones más amigables con el ambiente, como el uso de paneles solares; y sí, las facilidades para acceder a estas tecnologías.
Agrega que el financiamiento de los vehículos eléctricos se debe ver a largo plazo para que haga sentido la inversión. Villegas incluso destaca que este tipo de unidades son más rentables a largo plazo que los de combustión interna. Sin embargo, lo mejor es considerar un ecosistema integral para una electrificación inteligente, como la ofrecida por VEMO, donde la flota eléctrica tendrá óptima gestión de la batería, garantías y la propia operación de las unidades.
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¿Listos para rodar?
Un punto a considerar para sumarse a la movilidad eléctrica, es que no es un proyecto para todas las aplicaciones y segmentos. De acuerdo con el reciente estudio Run on Less–Electric del Consejo Norteamericano para la Eficiencia de la Carga (NACFE, por sus siglas en inglés), estas tecnologías demostraron ser 100% factibles para el mercado norteamericano en las vanes, step vans, camiones de rango medio y vehículos de patio, así como un 70% viables en unidades de recorrido regional.
En su experiencia con sus clientes, InnoTran ha detectado que ya existe una justificación económica para la inversión en vehículos de las Clases 3 a 6, y un poco más forzado en la Clase 7. Además, se han encontrado rutas óptimas de operación de 50 a 100 kilómetros.
Por su parte, José Gutiérrez, Director de Enlace Industrial para NACFE LATAM, considera que, además de la parte de autonomía del vehículo y el monto de inversión, las compañías no deben dejar de lado el equipo que requerirán para el diagnóstico y mantenimiento.
Sin embargo, no es un tema que deba generar inquietud entre las flotas, pues es una transición como la que han llevado a cabo las unidades a diesel, que cada vez incorporaron más componentes electrónicos: “Así va a ser la evolución con los camiones eléctricos. Pero seguramente habrá herramientas y prácticas especializadas”.
Para el despliegue de esta tecnología, Ricardo Cortázar recomienda dividirlo en tres etapas: arrancar con una prueba concepto para electrificar un Cedis, después experimentar con la unidad y aprender de sus ciclos de abastecimiento de energía, de trabajo, horarios y costos; y finalmente el despliegue: “Es aprender de la tecnología, entender la tecnología, desmitificar la tecnología en sus operaciones”.
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Electrizante camino
José Gutiérrez prevé que, en los siguientes tres años, crecerá el interés de las empresas por sumar flota eléctrica para el reparto urbano. Además, las armadoras y fabricantes de componentes ya se han subido al tema.
Yolanda Villegas destaca que los OEM en Estados Unidos han comenzado a socializar estas soluciones, lo que coadyuvará en la masificación de los vehículos eléctricos no solo en dicho país sino en la región. Eso sí, reconoce que el gran reto para extender la tendencia es generar una Ley de Movilidad Eléctrica, todo de la mano de una estrategia de desarrollo urbano para la infraestructura de recarga y contar con los incentivos apropiados para comercializar estos vehículos.
Gutiérrez comenta que mientras estas condiciones se dan y las instituciones financieras se interesen más, el sector irá aprendiendo sobre la operación y mantenimiento de los vehículos.
Los expertos concuerdan en que la movilidad eléctrica es una realidad, que los números ya confirman, y están las condiciones para que el mercado pueda transitar hacia las cero emisiones. La apuesta por la innovación será clave para acelerar el proceso: “Y aunque suene a cliché: el futuro es ahora, ya nos alcanzó y nosotros debemos alcanzarlo”, concluye José Gutiérrez.
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