El pasado 20 de enero del año en curso, Donald Trump asumió la presidencia de los Estados Unidos de América y para México no resulta desconocido el discurso y acciones a implementar desde el minuto uno del inicio de su administración. Si bien la incertidumbre política se mantiene, es importante hablar desde el punto de vista de la logística y el transporte de carga.
El estilo del Gobierno del Presidente Donald Trump, caracterizado por su enfoque de protección y sus políticas restrictivas en comercio internacional, representa un desafío significativo para diversos sectores de la economía mexicana, incluido el transporte de carga. No obstante, no todo puede ser malo, pues también puede abrir una ventana de oportunidades para fortalecer la competitividad y modernizar la infraestructura logística del país, algo que México debe aprovechar y sumar a su favor.
Luego de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que derivó en el actual Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), se reafirmó la importancia de las cadenas de suministro regionales, a la vez que incentivó a las empresas mexicanas a diversificar mercados y fortalecer sus capacidades logísticas para mantener su competitividad, aún más con la relocalización de las plantas y, por supuesto, para el movimiento de las materias primas y productos terminados.
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Transporte de carga en México se adapta a un entorno más competitivo
En este contexto, el sector del transporte de carga en México ha tenido que adaptarse a un entorno más exigente: la modernización de flotas, la adopción de tecnologías avanzadas que sean más amigables con el medio ambiente y faciliten su operación, la capacitación constante del capital humano para brindarle todas las herramientas y condiciones que les permitan tener un sano desarrollo personal y laboral, además del cumplimiento de estándares internacionales que se han vuelto prioritarios.
Estos cambios posibilitan que la industria mexicana mejore su eficiencia operativa y optimice sus costos; sin embargo, se debe continuar atendiendo estas nuevas condiciones si queremos que toda la industria se encuentre en circunstancias óptimas y, juntos, seamos más eficientes y competitivos.
Por otro lado, las políticas de protección impulsada por Trump también incentivarán un mayor enfoque en la infraestructura interna. El plan de desarrollo propuesto por el Gobierno mexicano contempla la mejora de carreteras, puertos y, principalmente, la continuidad del sistema ferroviario, que no sólo fortalecerán el comercio interno, sino que también preparan al país para enfrentar retos futuros en el comercio global. Desde la ANTP, hemos insistido constantemente en desarrollar infraestructura que permita el uso de diferentes modos de transporte, para que estos sean complementarios y podamos seguir llegando a donde el cliente final nos demanda los bienes y servicios, además de reforzar nuestra condición de socios estratégicos de los países vecinos.
Por un ganar-ganar
La perspectiva de la revisión del T-MEC con Estados Unidos y Canadá, prevista para julio de 2026, implica también un gran reto e incertidumbre por la postura que puede tomar el Gobierno de Estados Unidos; pero ya en el pasado se han conseguido negociaciones exitosas en los temas de importancia para México, por lo que consideramos que tenemos todos los elementos para que esta vez no sea la excepción. La participación de funcionarios, de la mano de la industria que cuenta con experiencia en procesos anteriores, puede ayudar a minimizar el impacto de la retórica con que el Gobierno norteamericano está abordando desde ya el tema. Se trata de obtener una negociación donde todas las partes se vean beneficiadas.
Trump plantea retos
En conclusión, aunque la administración de Donald Trump plantea retos importantes para la logística y el transporte de carga en México, también actuará como catalizador para la innovación y la mejora continua. Con una infraestructura más sólida y una industria más competitiva, el país estará mejor preparado para aprovechar las oportunidades en el entorno global, consolidándose como un actor clave en el comercio internacional.
Es así como debemos seguir promoviendo que la logística y el transporte de carga se realice en tiempo, de forma segura, atendiendo los temas urgentes y necesidades que demanda el transporte, favoreciendo la creación de empleos, fortaleciendo la economía y el bienestar social y, sobre todo, ser resilientes y actuar de forma asertiva para la situación que estamos atravesando.
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Comparto unos datos conocidos por todos, pero que no se deben olvidar: México es el primer socio comercial de Estados Unidos; en nuestro país gastamos el 12% del PIB en logística, y el 8% en Estados Unidos (gran reto); la vida útil promedio de los tractocamiones del Servicio Público Federal en México, es casi de 20 años, y en Estados Unidos es en promedio de 11 años de antigüedad.
Somos la economía número 12 en el mundo y queremos ser la número 10, con lo que se busca que el 50% de la producción sea nacional, en sectores estratégicos, de ese tamaño es el reto de la logística y el transporte en nuestro país, misma que está muy ligada al crecimiento económico de México.
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