La economía circular se basa en cuatro principios fundamentales: reducir, reutilizar, reparar y reciclar. En el sector del autotransporte, esta visión ha comenzado a integrarse como parte de los esfuerzos por reducir el impacto ambiental y mejorar la sostenibilidad. México, al igual que otros países, ha adoptado iniciativas en este ámbito que reflejan su compromiso con el medio ambiente y la innovación.

Un ejemplo clave es la reutilización de motores remanufacturados. En México existen plantas autorizadas por fabricantes que realizan esta tarea, exportando incluso motores reacondicionados a otros mercados. Esto permite extender la vida útil de componentes clave y reducir la necesidad de recursos nuevos. De igual manera, la reparación y el mantenimiento constante son esenciales para las empresas de autotransporte, mientras que el reciclaje de vehículos se convierte en un componente estratégico de sostenibilidad.

Los esquemas de chatarrización son mecanismos que forman parte de la economía circular, que en su momento incentivaron la renovación vehicular mediante estímulos fiscales para sustituir unidades antiguas por nuevas.

Este programa fue suspendido a nivel federal, pero gobiernos estatales como el de la Ciudad de México lo han replicado con éxito en la renovación de flotas de transporte público urbano. Ahora, con el inicio de nuevas administraciones en México, existe la oportunidad de reactivar estos programas bajo un enfoque más integral de economía circular.

Hacia un autotransporte más sostenible

La economía circular también debe ser un eje en las negociaciones del T-MEC, asegurando que el ciclo de vida de los vehículos pesados termine en el país donde tuvieron su mayor uso. Esto evitaría que unidades con altas emisiones sean exportadas a países con normativas ambientales más laxas, perpetuando su impacto negativo.

En la transición de la industria automotriz hacia vehículos cero emisiones, la economía circular desempeñará un papel crucial. Tecnologías como los vehículos híbridos, eléctricos y de hidrógeno requieren componentes avanzados, como baterías de almacenamiento de energía, cuyo reciclaje o disposición final debe ser cuidadosamente planificado para minimizar su impacto ambiental.

Además, es fundamental encontrar un balance entre la economía circular y la seguridad vial. La prioridad debe ser garantizar que los vehículos que utilizan componentes remanufacturados cumplan con las normativas necesarias para circular de forma segura, y que no sea un pretexto para evitarlas. La supervisión estricta de reglamentos es clave para evitar que la reutilización de recursos comprometa la vida de los usuarios y peatones.

Beneficios de una economía circular en el autotransporte

  • Cuidado del medio ambiente: reduce la generación de residuos y la contaminación.
  • Fomento a la innovación: impulsa el desarrollo de tecnologías para prolongar la vida útil de componentes que no impactan negativamente en la seguridad vial, como lo serán las baterías que muevan los nuevos vehículos.
  • Creación de empleos: promueve nuevas oportunidades laborales en reciclaje, reparación y reacondicionamiento.
  • Uso eficiente de recursos: disminuye la extracción de materiales naturales y el consumo energético asociado.

Con un marco normativo sólido y la colaboración entre Gobierno e industria, la economía circular puede posicionarse como un motor para la sostenibilidad en el autotransporte, equilibrando desarrollo económico, seguridad vial y protección ambiental.

Miguel Elizalde
Experto en movilidad sostenible
Redes @MELIZALDEL
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