Cuando Iván Castillo tenía siete años escribió su carta de Reyes Magos y sólo pidió una cosa: quería un tractocamión a escala para jugar a llear y traer sus otros juguetes desde el patio hasta la sala y luego a la cocina. Quería jugar a ser trailero y quizá ahí fue la primera vez que imaginó Transportes Castillo. 

Los Reyes Magos, hace treinta años, estuvieron muy complacidos de la carta de Iván, así que decidieron sorprenderlo y cada uno le trajo un tractocamión, para que aquel niño poblano tuviera su pequeña flota de tres unidades. 

Para él fue la felicidad, pues es el único recuerdo de 6 de enero que aún conserva. A esa edad supo que de grande quería ser trailero, pero no sólo eso, sino que se esforzaría tanto como pudiera para ser dueño de su propia empresa, y así fue como empezó la construcción de Transportes Castillo. 

Su padre y su abuelo, cada uno, había creado su propia empresa, pero no eran proyectos que dieran para la herencia, así que el tercero de esta generación hizo lo propio y en cuanto acabó la preparatoria se consiguió trabajo como conductor de un torton. 

Toda su infancia se la pasó jugando a ser trailero y juntaba más vehículos a escala, los coleccionaba, los arreglaba y a veces hasta los vendía si había una buena oferta. 

Para la época en que empezó a conducir ya tenía una colección de unos 300 carros a escala, pero en su mente seguía fijo el objetivo de comprarse un tracto, y luego otro y después otro, pues Transportes Castillo seguía siendo su plan de vida. 

Le tomó cerca de 10 años de ser operador para juntar un buen enganche y aventarse la deuda, pero también aprovechó para aprender el negocio y saber que la gran diferencia sí está en el servicio y el trato a los clientes, así que sólo le faltaba hacerlo. 

Y así fue como oficialmente creó su propia empresa, a los 28 años, justo a la misma edad en que lo hicieron su padre y su abuelo, de tal manera que ahora él quería hacer algo diferente y grande a fin de emplear a su hermana, a sus sobrinos y quizá a sus hijos cuando llegara el momento. 

Transportes Castillo inició con un torton que movía material de construcción, pero muy rápido se diversificó y empezó a mover también otro tipo de mercancías, pues el trabajo así lo demandaba. 

Para su siguiente compra, Iván compró dos camiones tipo torton, pues en ese momento eran el complemento perfecto para la demanda que estaban recibiendo. 

Apenas dos años después, se dio cuenta de que ahora ya era el momento de comprar el primer quinta rueda, así que se aventó y no sólo eso, sino que lo compró nuevo, el primero salido de agencia que llegaba a Transportes Castillo.

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Iván fue quien condujo ese tractocamión durante los próximos seis años, cuando al fin Transportes Castillo ya tenía una flota de 20 unidades, la mitad quinta rueda. Y también ese justo instante cuando él se bajó del volante para dedicarse a la administración. 

También se le dieron los números y logró crecer el negocio hasta la fecha, sobre todo con el impulso que tuvieron con la pandemia y ahora la llegada de sus dos hijos recién egresados de la universidad, listos y ávidos de tomar la batuta cuando llegue el momento. 

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