Aquel oscuro martes en que el terrorismo cobró las primeras planas de los diarios y ocupó todos los horarios en los noticiarios por el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, un emprendedor mexicano hizo su primer viaje como dueño de su propio camión y en ese contexto inició Transportes Morlán.
Uriel Morlán se había independizado y juntó sus ahorros para comprar un camión y ponerlo a trabajar para la compañía de luz del estado. Eso le daba para vivir y mantener a su familia, y con el paso del tiempo y con mucho trabajo pudo crecer poco a poco, pero todavía como persona física.
Doce años después, en 2013, la propia evolución del negocio le exigió formalizar la empresa y migrar hacia persona moral, de tal manera que el acta constitutiva de la empresa como Transportes Morlán data de esta fecha y no la de aquel fatídico 11 de septiembre de 2001.
Durante esa primera etapa, don Uriel terminó de aprender bien el oficio y seguía manejando el tracto, mientras sus hijos crecían, iban a la escuela y de a poco se iban involucrando en la operación de la compañía, pero más bien como apoyo, ya que cada uno tenía sus planes.
Todo parecía ir marchando de forma natural y positiva, hasta que dejaron de renovarles el contrato con la compañía de luz, y hasta ese momento toda la operación estaba dedicada a este organismo, de tal manera que, de la noche a la mañana se quedaron sin trabajo.
Eso fue hace apenas cuatro años, en 2019, cuando los hijos de con Uriel se vieron con pasivos más que activos, con deudas y con una flota parada cuando empezaron a tocar otras puertas, pero al menos en instancias de gobierno, ya no hubo oportunidades.
Esto fue lo que los orilló a meterse de lleno en la operación de Transportes Morlán y decidieron que sacarían el barco a flote (o el camión), de tal manera que dejaron sus antiguos trabajos y diseñaron una nueva estructura para la compañía, pues todo lo que era antes ya no existía.
Fue así como Elihú y Emiliano Morlán se pusieron a buscar nuevos clientes, ya en la iniciativa privada, y muy pronto se especializaron en el transporte refrigerado, pues al inicio de la pandemia, los bienes de consumo, perecederos y de la industria farmacéutica nunca dejaron de rodar, de tal suerte que se les abrió un buen nicho de mercado.
Incluso hace unos años abrieron una nueva división de caja seca y se han consolidado en las rutas del sureste, pues también ahí encontraron oportunidades que muchos no quieren tomar.
Hoy, Transportes Morlán goza de buena salud y sigue despachando desde Teoloyucan, en el Estado de México y tiene planes de abrir nuevas sucursales en otras entidades del país, además de un proyecto de almacenes.
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Su parque vehicular es cada vez más nuevo y hoy están apostando por vehículos cab over, pues entienden que hay una tendencia importante en el sector por tractocamiones chatos.