La electromovilidad en el transporte público requiere un nuevo modelo de negocio que no ponga en riesgo la seguridad de los usuarios, consideran expertos.

En el marco del 16° Congreso Internacional de de Transporte (16CIT), organizado por la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM), se indicó que los modelos de negocio han evolucionado de forma radical.

Martha Lucía Gutiérrez, secretaria general de la Asociación Latinoamericana de Sistemas Integrados para la Movilidad Urbana Sustentable (Red SIMUS), señaló que existe una tendencia a separar la operación de la adquisición de flota.

Situación, que sí bien en un modelo posible, implica un alto riesgo respecto a lo que refiere al mantenimiento de las unidades, consideró el consultor de movilidad urbana en Brasil, Sergio Avelleda.

El experto comentó que cuando se es propietario de una unidad se mantiene con un determinado estándar de calidad, lo cual deja de ocurrir cuando las unidades son rentadas.

La preocupación de mantenimiento cambia muchísimo y la seguridad de las personas se encuentra en juego, indicó.

Asimismo, manifestó que retirar a los propietarios de los autobuses la demanda de capital para la renovación, siempre representa inseguridad y provoca que concentren su experiencia en la operación.

Puede ser una solución a la problemática del modelo de negocio de los autobuses, pero conlleva un riesgo muy elevado por el tema del mantenimiento», dijo.

Avelleda mencionó que existe otra posibilidad como es contratar a los operadores para comprar y operar los autobuses, con una inversión a capital por parte de las autoridades.

Dentro de este modelo, explicó, las autoridades solicitan crédito a organismos internacionales para pagar la diferencia entre el costo de los autobuses convencionales y el de los autobuses eléctricos.

Ante estas instituciones de crédito mundial, las autoridades tienen una evaluación de riesgo distinta a la de los operadores, por lo que los intereses son menores.

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Entonces, el gobierno paga la prestación del interés más la financiación, con la economía generada por la operación de los buses eléctricos, que es mucho más barato, lo cual significa que la flota sigue siendo propiedad de los operadores y ellos se hacen cargo del mantenimiento.

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