En el mundo de la postpandemia, el panorama económico mundial ha sido marcado por incertidumbres políticas provocadas, principalmente, por la guerra comercial iniciada por el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien implementó una serie de aranceles a productos importados de distintos países, incluyendo China y México, lo que deja huella en el comercio global y en las relaciones internacionales, generando efectos que podrían persistir.
Estas políticas económicas, centradas en el proteccionismo, buscan reducir el déficit comercial de Estados Unidos y recuperar empleos perdidos en sectores como la manufactura. Su estrategia ha estado marcada por la amenaza e imposición de aranceles a una amplia variedad de productos importados. Esta guerra comercial afecta directamente a productos clave, como acero, aluminio y tecnología, lo que sigue afectando a las cadenas de suministro globales.
Específicamente para México, entre los estira y afloja y la renegociación del T-MEC, las relaciones comerciales entre ambos países, que representan una parte significativa del comercio global, no han sido ajenas a la incertidumbre, y no sólo eso, sino que ya ha representado una afectación importante a las empresas mexicanas que dependen de las exportaciones a Estados Unidos, ya que han aumentado sus costos y reducido su competitividad.
“Decidir con miedo es lo peor que podemos hacer”
“Parecía un balazo, pero terminó siendo un cohete”. Con esta declaración, Pedro Alcalá, director de la Asociación Mexicana de Industriales del Cartón Corrugado (AMEXICCOR), explica que si bien hay que tener cautela ante las políticas de Estados Unidos, no hay que tomar una decisión fundamentada en el miedo ni en las especulaciones.
Eso que sonó como un balazo, quizá sólo haya sido un cohete, de tal manera que, si una persona o empresa actúa bajo esa primera impresión, probablemente termine afectándose y afectando a otros por la premura de la reacción, en el panorama económico actual.
En cambio, si se toma unos momentos para confirmar qué fue lo que escuchó, hay más probabilidades de tomar una decisión mucho mejor informada y seguro más prudente, de modo que ese efecto dominó será positivo, o tal vez, menos perjudicial.
“No es algo nuevo, ya que si analizamos la historia, podremos ver que muchas de las debacles económicas han sido por un cúmulo de malas decisiones, y es por eso que hoy sí estamos a tiempo de hacer una pausa y observar las señales, y en el transporte, sin duda, también podemos ver que la demanda no se detiene.
“Eso significa que hay movimiento, hay trabajo, hay consumo, y si bien hay que estar pendientes de las decisiones volubles o hasta indescifrables de Trump, lo peor que podemos hacer es tomar decisiones bajo la tormenta, ya que es muy probable que no sea tal, pero eso sí, hay que salir con paraguas”, explica.
Hay otros temas, como la inseguridad, que sin duda afectan de manera más directa al autotransporte, y sin embargo, se mueve, ya que sigue habiendo un importante dinamismo económico, aunque hay que estar atentos a cualquier decisión o medida que afecte a México.
Y no sólo con Estados Unidos, sino la guerra en Ucrania, los temas europeos con Rusia o más allá, con China. Para bien o para mal, México tiene una relación crucial con Estados Unidos, pero es una sinergia que conviene a ambos países, de manera que es muy probable que los acuerdos y negociaciones vayan en ese sentido, con sus cambios y quizá nuevas reglas, pero siempre con beneficios para ambos lados de la frontera.
En tanto, aclara el empresario, nunca está de más considerar la diversificación de los negocios en el panorama económico del presente, el uso eficiente de los recursos, la tecnología, la digitalización y todos esos temas que debimos aprender con la pandemia y que, en muchos casos, pasaron desapercibidos.
“Seamos más activos y menos reactivos”
“Para entender el presente hay que estudiar el pasado y prepararnos para el futuro”, sostiene Bernardo Torres, Director General de Uncommon, como la base para responder a qué hacer y qué no ante el escenario económico y político actual.
El especialista recuerda que hace apenas cinco años, cuando la pandemia de COVID-19 paralizó al mundo, se dejó ver que había muchos sectores productivos que no sólo no estaban preparados para un fenómeno como ése, sino que estaban muy lejos de imaginar escenarios que les hubieran permitido reaccionar de mejor forma.
“Históricamente, no sólo en México, muchas empresas son más reactivas que activas, es decir, atienden lo urgente sin ocuparse de lo importante, y ambas posturas son fundamentales para consolidar cimientos sólidos que soporten cualquier embate, ya sea de la naturaleza, de la sociedad o, por supuesto, de Donald Trump”, afirma.
En este punto, explica, lo que las empresas requieren es imaginación, ya que, para muchas de éstas, sobre todos las pequeñas y medianas, que son la base de la actividad económica de México, cuando se habla de planificación se limitan a proyecciones económicas, es decir, ¿cuánto venderán el próximo año y cómo van a lograrlo?
Pero son pocos los casos en los que imaginan escenarios realmente retadores. Vislumbrar el mejor de los casos, uno moderado, uno malo y uno catastrófico, sin caer en absurdos, claro, pero sí tomar medidas y crear protocolos en caso de que suceda algo que no está en las manos de una empresa.
“Más que recursos se requiere imaginación. Y esto en muchas ocasiones consiste en desarrollar ideas, planes y proyectos que no sólo diversifican la operación, sino que se adelantan a escenarios en los que sería un desastre no estar preparados”, agrega el experto.
Sobre el escenario para México ante las amenazas de Donald Trump, Bernardo Torres considera que será cuestión de tiempo saber si son reales o se trata solamente de su forma de negociar; sin embargo, las empresas en el país deben ser mesuradas, pero no timoratas: hacer inversiones inteligentes, hacer más eficientes sus procesos y, en todo momento, inculcar la innovación como forma de vida.
“No es ni será como la pandemia, pero igual hay que estar listos hasta para el peor escenario, y estar muy pendientes de los termómetros y señales que nos da la vida global y la vida nacional, pues la economía no se va a detener, así que mejor seamos cautelosos, inteligentes y muy prudentes”, finalizó.
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De modo que mientras las tensiones comerciales y la incertidumbre pueden provocar cambios significativos en las dinámicas comerciales y el panorama económico, el T-MEC y la capacidad de adaptación de México han permitido que el país mantenga su relevancia en el escenario económico internacional.
Las expectativas para México son positivas, con una economía más diversificada y preparada para afrontar los retos del futuro, aunque la evolución de las políticas comerciales en Estados Unidos y el equilibrio de poder global seguirán siendo factores clave para determinar el rumbo económico de la región.
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