Don Julián echa un vistazo al interior de su recámara y se recarga unos segundos tomando la perilla mientras intenta contener las emociones que se le quieren escapar por los ojos.
Apaga la luz, cierra la puerta y camina hacia las escaleras; abajo, las personas responsables de subir sus pertenencias a los vehículos de la mudanza ya lo esperan, sin embargo no están impacientes ni se les nota la prisa o el desespero. Aguardan.
El halo de nostalgia que ilumina la atmósfera es porque don Julián ha vivido en esta casa toda su vida. Setenta años en el mismo lugar y ahora, por una cuestión de practicidad y economía, tiene que mudarse de casa, de ciudad y también de estado.
Es por eso que se va dejando mucho de él en esta casa que ahora será habitada por una familia de seis personas. Ya está vendida. En tanto, él habrá de conocer y reconocerse en otro lugar, de tal manera que el servicio que contrató, si bien es de mudanzas, también es de acompañamiento.
Una empresaria de transporte especialista en mudanzas nacionales e internacionales explica que la clave de este servicio si está en la calidad, el trato, el cuidado de los objetos transportados, en la puntualidad, responsabilidad y todos los requerimientos del cliente más exigente.
Pero al mismo tiempo, aclara, en el caso de su empresa, la esencia está en la solidaridad, la empatía, la humanidad y la calidez con quienes los contratan, pues, como en el caso de don Julián, no sólo es el transporte, sino la mudanza completa de su vida, y eso, sin duda, no debe ser fácil.
No es que sean psicólogos, pero son personas que también aprecian sus lugares, sus personas y sus posesiones; se mueven, cambian, y por eso comprenden que en servicios como éste, buscan ofrecer compañía y confianza.
“Las personas nos dejan entrar hasta su clóset, y eso sin duda es algo muy privado. Es por eso que nosotros ofrecemos esta cercanía, respeto y humanidad para que no se sientan invadidos y sepan que respetamos su intimidad, de tal manera que el trabajo siempre se hace bajo esos estándares”, señala.
Claro, explica, el cuidado de sus muebles, de sus pertenencias, de sus colecciones, es fundamental, pero nuestro valor agregado -y por eso nos recomiendan-es el sentido humano de lo que hacemos, principalmente cuando son casos como el de don Julián.
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El transporte, naturalmente, también está especializado, de tal manera que la flota vehicular también debe estar a la altura de las proporciones, dimensiones y requerimientos del cliente. Y es así como los proveedores de este servicio seguirán, al igual que nosotros, Al Lado del Camino.
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