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Adriana Guzmán: ser operadora de tractocamión le permitió mantener a sus hijos y superarse profesionalmente
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Para estar frente al volante tuvo que estudiar, tocar varias puertas y, ya cuando estuvo dentro del sector del autotransporte, enfrentó machismo y discriminación.
Hace más de una década Adriana Guzmán, madre soltera con seis hijos, se ganaba la vida conduciendo un taxi por las calles de Tecate, el único Pueblo Mágico mexicano ubicado en la frontera con Estados Unidos. Fue en ese lugar donde conoció a una persona que la acercó a lo que sería su pasión: ser operadora de un tractocamión.
La razón principal para aventurarse en este oficio donde sólo el 2% son mujeres, según datos de la International Road Transport Union (IRU), fue su gusto por conducir todo tipo de vehículos; la segunda fue el salario que ganaban los operadores y que ella necesitaba para sacar adelante a sus hijos.
“En el 2012 me convertí en operadora porque vi la posibilidad de tener mejores ingresos y darle a mis hijos una mejor vida, ya que siendo madre soltera y con estudios hasta la secundaria, el sueldo que ganaba en los trabajos que tenía era muy poco”, recuerda Adriana.
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De acuerdo con datos de la IRU, las operadoras de carga pueden percibir hasta 400 dólares (unos 8,000 pesos) semanales en un puesto inicial.
La mujer de 48 años ya tenía experiencia de estar frente al volante de un auto, pero conducir una unidad pesada fue todo un reto que implicó ingresar en una escuela de operadores.
“Decidí meterme a la escuela de manejo para hacer todo formal y tener un empleo en este sector del autotransporte; necesitaba aprender la teoría, practicar, luego sacar una licencia de conducir y eso hice”, detalla.
Luego de un largo proceso de aprendizaje, en el año 2012 Adriana por fin consiguió convertirse en operadora de una unidad pesada, empleo que le permitió mantener a sus seis hijos cuando eran pequeños y darles estudios.
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Ahora, tras más de una década frente al volante de un tractocamión y ya con sus hijos grandes y con nueve nietos, Adriana comparte con TyT su pasión por recorrer miles de kilómetros y también algunos gajes de este oficio.
“La labor de un operador consiste en manejar por largos tramos, pues llevamos una responsabilidad y hay que llegar a tiempo; no podemos darnos el lujo de pararnos donde sea, a veces dormimos poco, nos saltamos comidas y hasta no podemos bañarnos porque no hay lugar para hacerlo”, dice Adriana.
Aunque estas vicisitudes son pequeñas si se comparan con el principal problema que enfrenta ella y los 1.19 millones de conductores de camiones de carga en México: la inseguridad en carreteras.
“He tenido dos intentos de asalto”, cuenta sintiéndose afortunada, pues sus compañeros han vivido experiencias peores.
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El reto de ser mujer operadora
Para Adriana, el reto más grande que enfrentó en el sector del autotransporte fue demostrar que, siendo mujer, podía ocupar el mismo puesto de operador que un hombre.
“Para mí, fue difícil cuando empecé porque me tocó andar tocando puertas, ya que varias empresas no nos querían contratar porque éramos mujeres”, evoca la ahora conductora de un tractocamión quinta rueda en la ruta del Pacífico.
Hace 13 años, cuando Adriana comenzó su carrera de operadora, tuvo que soportar las indirectas de sus compañeros hombres, quienes subestimaban su trabajo. No obstante, las cosas en el sector del autotransporte han cambiado en materia de equidad de género.
“Cada vez somos más las que andamos manejando un tractocamión, y en cuestión de salario ganamos lo mismo, incluso hasta más”, celebra Adriana al externar que su próximo objetivo profesional es ser instructora de operadoras.
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Si bien ha habido avances para las mujeres en el sector, Adriana reconoce que falta más inclusión; por ello, invita a las mexicanas que tengan curiosidad por manejar un tractocamión a que se preparen.
“Muchas piensan que es un trabajo exclusivo de hombres, pero las mujeres estamos demostrando que sí podemos, la que quiera y le guste, que lo haga sin miedo”, asegura.
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