Juan Báez López nació y creció en Sinaloa. Cuando tuvo que elegir una carrera universitaria no estaba del todo convencido, así que se fue por el lado de la logística y también se mudó a Tijuana para estudiar carrera. Ni en lo más profundo de sus sueños aparecía BALI Express.
Una vez graduado de la universidad, muy rápido consiguió trabajo en Samsung. Todo parecía marchar sobre ruedas: recién egresado, un buen empleo y el futuro esperándolo.
Juan era el responsable de la maquila de televisiones que se exportaban principalmente hacia América Latina. Tenía talento y era disciplinado, de tal manera que no le costó trabajo dominar esas tareas.
Apenas cumplió un año lo invitaron a trabajar ahora en una maquiladora de muebles. Como se dijo al principio, BALI Express ni siquiera era una idea. Juan estaba en lo suyo. Aceptó el nuevo empleo ya como supervisor y responsable de tráfico, pues además le duplicaron el salario.
Otra vez le halló muy pronto al nuevo trabajo cuando un proveedor de la empresa le preguntó si no le interesaba trabajar para una compañía de autotransporte. Lorena Guillén le ofreció irse con él y también mejoró bastante la paga.
Luego de pensarlo, Juan aceptó la invitación y pasó todas las áreas posibles: despacho, tráfico, cruces para California, puertos, tren hasta supervisar todo el despacho de la empresa. Ya no había para dónde crecer, pero igual seguía contento en ese trabajo.
Una de las varias empresas de autotransporte con las que tenían relación en aquella época fue la responsable de una invitación más. Los dueños, de origen coreano, lo invitaron para hacerse cargo de toda la operación. Ellos tenían la flota, pero necesitaban a alguien que tomara las riendas.
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Al igual que las veces anteriores, la paga fue mejor, pero el trabajo era el mismo, hacerse cargo de la logística en la nueva empresa. Ya con experiencia y un buen bagaje en el sector, uno de los permisionarios que había conocido le dijo que tenía un camión en buenas condiciones, que si no había pensado en comprarse uno para ponerlo a trabajar.
La respuesta natural fue negativa, pero aquel insistió, al grado de que se lo dio en cómodas mensualidades. Al final la oferta era tan buena que Juan aceptó. Aunque no sabía qué hacer con esa primera unidad, ese hecho representó el inicio de BALI Express.
Fiel al ritmo de esta historia, BALI Express creció rápido, rápido. Terminó de pagar el camión y no dudó en comprar un segundo y luego un tercero apenas en dos años. Hasta que llegó 2010 cuando Juan decidió certificarse con el CT PAT. Él seguía trabajando y sus camiones también.
Fue así cuando Samsung le ofreció cruces internacionales a la empresa de los coreanos, pero había un ligero problema, no contaban con la certificación CT PAT, pero BALI Express sí, de tal manera que usaron los camiones de la primera y el documento de la segunda.
Juan vio una oportunidad y se endeudó para comprar otros tres camiones, pues lo que sobraba era trabajo. Rápido los metió a trabajar al servicio de Samsung.
Hasta que de pronto.. .
Era tanto el trabajo que tenían que a veces subcontrataron la operación con otros transportistas. Un día antes de navidad, uno de éstos permisionarios bajaba de Estados Unidos a la frontera y lo detuvieron con un tema relacionado con drogas. Mientras lo investigaban, suspendieron la certificación y se les acabó el trabajo.
Juan estaba tranquilo, pues el problema no era de su empresa, sino de un tercero que les ofrecía servicio. Le tomó mucho tiempo aclararlo. Mientras, aquellos coreanos querían ya deshacerse de la flota para concentrarse en otros negocios, de tal manera que le ofrecieron venderle algunos camiones.
Fue así como BALI Express creció de seis a 22 tractocamiones, ahora solo les faltaba trabajo. Este joven empresario ya tenía todo decidido y apostó todas sus canicas en este proyecto. Cuando al fin le regresaron su CT PAT ya nadie podía deternerlos.
Hoy la compañía tiene casi 200 unidades y estima que el próximo año podrá llegar a 250. Y como dato curioso, el nombre de la compañía fue tomado del RFC del hermano del fundador, Iván: BÁez López Iván. Y esto fue así porque la jota de Juan no le quedaba bien.