El autotransporte de carga vivirá de forma heterogénea la desaceleración económica global y local prevista para este 2023. El escenario se mantiene favorable para aquellas empresas más relacionadas con la demanda externa, mientras el mercado interno enfrenta los efectos de una elevada inflación.
Al tercer trimestre de 2022, el Producto Interno Bruto (PIB) del autotransporte de carga creció 5.25% anual y se ubicó 3.61% por arriba de su nivel pre pandemia, de acuerdo con datos de Cuentas Nacionales.
Es decir, 2022 fue el año de la recuperación de la industria. Los datos apuntan a que la economía de México creció 3.0% el año pasado, dado que el autotransporte suele moverse 1.7 veces más pronunciado que el PIB nacional, su expansión se estima por arriba de 5.0% anual.
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2023, con moderación
Sin embargo, para este 2023 se prevé una desaceleración del PIB nacional a 0.90 por ciento, de acuerdo con los resultados de la Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado, publicada por el Banco de México (Banxico) el pasado 16 de diciembre.
De esta forma, el transporte de carga por carretera reduciría su velocidad hasta un crecimiento de alrededor de 1.53% anual en este año que acaba de comenzar.
Este trayecto de desaceleración será distinto para cada empresa transportista, ya que se trata de una industria heterogénea, refiere César Salazar López, investigador de la UNAM.
Los tintes para el autotransporte de carga en el comercio
El comercio al por mayor y al por menor son dos jugadores relevantes en la demanda del autotransporte de carga, dado que se trata de actividades que están ancladas al consumo interno, el cual representa alrededor de 65% del PIB nacional.
Con la reactivación de la actividad económica, tras la llegada de la pandemia al país, el consumo se ha recuperado.
El comercio al por mayor tocó niveles máximos en el primer trimestre del año pasado, y en septiembre sus ingresos se ubicaron 6.2% por arriba de igual mes de 2019, indican cifras desestacionalizadas de la Encuesta Mensual de Empresas Comerciales (EMEC).
Si bien se muestra más fuerte que antes de la crisis generada por la COVID-19, el académico e integrante del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM advierte que existe un rezago en el consumo, cuyos bienes se movilizan, principalmente por autotransporte de carga.
Alcanzar los niveles previos a la pandemia, de lo que te habla es de un rezago porque, de no haber existido la crisis de 2020 y de mantenerse la tasa de crecimiento media, ya estaríamos unos puntos por encima de lo que tenemos hoy. Ya hay una pérdida en la trayectoria de desarrollo”.
César Salazar López, investigador de la UNAM.
Ganadores y…
En entrevista para TyT, expone que, frente a lo que ocurría en 2018 y 2019, el consumo seguirá rezagándose, en especial cuando se espera una desaceleración económica en un contexto de elevada inflación, lo cual deriva en menores niveles de comercialización de los bienes, es decir, una menor demanda del autotransporte de carga.
Ante una desaceleración, los productos que podrían resultar beneficiados son aquellos asociados a bienes no durables, como alimentos, prendas de vestir y zapatos, porque la gente puede mantener su demanda”.
César Salazar López, investigador de la UNAM.
Se pronostica un comportamiento mixto para el autotransporte de carga, pues aquellas empresas que movilizan productos básicos como los alimentos y bebidas, así como fármacos, mantendrán el ritmo.
Sin embargo, se reducirá la velocidad para aquellos que trasladan productos no básicos para la población. Salazar López se refiere a los bienes duraderos, puesto que las familias mexicanas limitan sus gastos.
En 2022, la inflación general tocó niveles máximos en 22 años, lo que llevó a la Junta de Gobierno de Banxico a subir su tasa a 10.5 por ciento, un nivel récord que se podría expandir más allá del 11% este 2023. Al subir el precio del dinero, del financiamiento, se presiona al consumo y los proyectos de inversión.
Un nearshoring limitado
La manufactura es el motor que retomó mayor potencia con la reactivación de la economía, además de ser un relevante cliente del autotransporte de carga . Hacia los siguientes meses se espera una desaceleración de este sector, afectado por una menor demanda proveniente del exterior.
Sin embargo, a diferencia del comercio, tiene más factores a favor: los fenómenos del nearshoring y reshoring, así como los efectos de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, con un T-MEC de fondo que da certidumbre a la proveeduría.
El panorama llevó a la industria de autopartes del país a alcanzar niveles récord en el valor de la producción para 2022 de 106,665 millones de dólares, racha que se extenderá este año y en 2024 para llegar a los 110,468 millones, estima la Industria Nacional de Autopartes (INA).
Al respecto, el investigador de la UNAM señala que los efectos, si bien son positivos, son limitados y se centran en empresas de autotransporte de carga que operan en el norte del país, así como en el Bajío, donde se concentra la industria automotriz.
Todo parece indicar que el autotransporte de carga debe enfocarse en diversificar su negocio y cuidar sus finanzas en un contexto de elevados costos de insumos, así como aquellos relacionados con la operación y la inseguridad en el país.
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