La mano del operador busca una toalla para secar el sudor, la encuentra debajo del asiento y seca su frente y después el cuello. Ahora toma una botella, la destapa y bebe dos sorbos largos.
El camión sigue andando cuando más adelante se observan dos hombres haciendo señas como si fuera un retén. Incluso tienen un vehículo estacionado, como si fueran elementos de la Guardia Nacional.
No hay manera de no detenerse, así que más bien empieza a desacelerar desde antes, pues recién pasó la caseta de La Esperanza y vio a un colega que venía detrás de él. Lo espejea para ver si viene cerca. Piensa que será mejor llegar a ese punto cuando no vaya tan solo.
En efecto, el camarada ya viene detrás y hasta le avienta las luces, como diciéndole “ya llegué”. Segundos después ya están en el falso retén. Ahí, uno de los hombres de a pie se sube al estribo del primer tractocamión y le empieza a decir que es un retén de la Guardia Nacional, que debe hacer una inspección de rutina.
-¿Por qué no traes uniforme? Ese no es un vehículo oficial, pregunta el operador.
-¿Qué traes en la caja? A ver tus papeles.
El conductor de atrás lo graba todo y, aunque está lejos, logra ver que los movimientos del sujeto lucen desarticulados, como si estuviera drogado o borracho. Sigue grabando.
El de adelante también lo nota y no logra decidir si aventar el camión sobre la falsa patrulla, detenerse o hacerle caso al que no es oficial de la Guardia Nacional.
En la radio del segundo un colega que recién había pasado advierte sobre la presencia de esos sujetos y de un vehículo más adelante, donde se están turnando para la próxima actuación como agentes de seguridad.
Tras escuchar la alerta, el segundo operador toca la bocina de su tracto, para espantar al pseudo policía y también para hacerle señas al colega, para que no se detenga, que siga su camino.
En eso estaban, mientras seguía grabando, cuando, ahora sí, dos patrullas de la Guardia Nacional llegan al lugar. Se estacionan junto al vehículo de los sujetos y rápido los aprehenden, pues notan que o están asaltando o al menos lo intentan.
Ya con más calma, ambos operadores se bajan de su respectivo camión y comentan lo sucedido. Uno de ellos da el reporte por el radio y por las redes sociales, con fotografías y el video incluidos.
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Les pide que tengan cuidado, que pongan los ceros y que no se dejen engañar; celebra que al menos en esta ocasión sí se aparecieron las autoridades y se los llevaron, mientras estos colegas seguirán, al igual que nosotros, Al Lado del Camino.
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