Aunque lleva casi 20 años en las carreteras, Tiburcio Vázquez Zárate apenas cobró conciencia de esta frase lapidaria que ahora él comparte con TyT: ningún viaje es tan urgente. Se refiere, naturalmente, al transporte. 

Él empezó a manejar camiones, rabones y tortons desde los 15 años, pues no sólo le gustaba, sino que además tenía un talento natural: los vehículos no se le apagaban y hacía las maniobras muy precisas.

Y así lo hizo hasta que llegó al doble remolque, donde actualmente se especializa en Transportes Narcea, una de las empresas más emblemáticas de Veracruz. 

Inició muy joven y en aquella época, “El Tiburón” sentía que no llegaba. A todos lados andaba corriendo, literal y figuradamente; no descansaba, comía mal y siempre ponderaba las entregas del trabajo. 

No es que eso esté mal, afirma, sino que hasta se angustiaba porque iba tarde y más de una vez se puso en riesgo al manejar más rápido o no parar para descansar. 

Su voz es clara y madura, aunque no llega a los 40 años; la sabiduría del volante y del camino le han hecho ver que, en efecto, nada es tan urgente.

Y lo sabe porque si uno va tarde, siempre puede llamar y reagendar una cita, explicar los motivos y acordar nuevos horarios. “Siempre hay solución”, agrega. 

Evidentemente, el 10-28 de “Tiburón” le vino por su nombre, y así es como lo han conocido sus colegas y la gente a la que va saludando en cada lugar que visita. 

De hecho, lo que más le gusta de su trabajo es eso: la vida en la carretera, los paisajes, las personas, la comida, el clima, en fin, le gusta pensar que su lugar de trabajo es infinito. Siempre aprende y nunca es igual. 

Por el lado contrario, lo más difícil siempre ha sido la inseguridad y la delincuencia. Y aunque ha tenido la fortuna de no haber sido víctima, cuando escucha a sus colegas se da cuenta de que no es una tarea fácil, sino todo lo contrario. 

“Tengo amigos a los que seguido les abren el camión o los paran en la carretera, y también hay otros que ya no pudieron contarla, así que uno siempre debe estar alerta, pues no sabes cuándo te va a tocar”, afirma. 

“El Tiburón” tiene cuatro hijos, y aunque sí les gusta el camión, al segundo de ellos, de 16 años, le gusta más y ya hasta aprendió a hacer sus primeras maniobras. 

Si al rato le dice que le enseñe bien y que mejor se quiere dedicar a esto, a Tiburcio le dolerá porque es un trabajo muy sufrido, pero lo entenderá y lo apoyará porque también tiene sus cosas buenas. 

En su caso, para él ha representado la posibilidad de ofrecerles una mejor calidad de vida a sus hijos, ya que si bien se ha perdido fechas y acontecimientos importantes, también sabe que lo ha hecho para poder darles un poco más y un poco mejor. 

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El tiempo, en este sentido, se ha convertido en algo muy valioso, pues cuando está en casa, procura estar al cien y aprovecharlo al máximo, pues no tiene días fijos para descansar y siempre le van rolando los viajes. 

Así se despide “El Tiburón”, sabiendo que su vida al volante sigue siendo un viaje maravilloso y espera seguir haciéndolo por mucho tiempo, en las mejores condiciones. 

Te invitamos a escuchar el episodio más reciente de nuestro podcast Ruta TyT: