En medio de las tendencias verdes y acciones globales para descarbonizar al transporte o tomar medidas para disminuir la huella ambiental, conceptos como transporte sostenible o electromovilidad se han montado en la agenda del sector.

Sin embargo, especialistas coinciden en que la revolución tecnológica y ambiental no está enfocada en sustituir el diésel por vehículos eléctricos.

Esto significa que el autotransporte está viviendo un periodo de transición, aprendizaje y maduración en torno a los combustibles fósiles, ya que también es cierto que la huella de carbono del sector debe disminuir. 

Cuando se habla de electromovilidad, en este sentido, se refiere a la adopción de vehículos eléctricos para movilizar tanto personas como mercancías: autos, buses y camiones de baterías. 

En tanto, el transporte sostenible se refiere a todas las prácticas que disminuyan el impacto ambiental, y esto abarca sí los vehículos eléctricos, pero también unidades de combustión interna más eficientes, mejores prácticas de conducción, gestión de rutas y menor consumo de energía. 

En este sentido, el cambio de paradigma vendrá con la infraestructura y la capacitación, ya que mientras más flotas adopten vehículos eléctricos, el marco normativo exigirá Euro 6, por ejemplo. 

Y esto, sí o sí, se traducirá en un progreso cada vez menos contaminante. Pero al menos en México, el gran reto está en la renovación vehicular, es decir, que sea proporcional el número de vehículos nuevos con los que dejan de circular, que en muchos casos tienen hasta más de 40 años. 

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Ante este escenario, lo que viene es un fortalecimiento de estas tendencias verdes, más amigables con el ambiente y, en algunas casos, también de electromovilidad. 

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