Cuando una mariposa monarca emprende el viaje de Michoacán hacia el norte, aleteando más de 5,000 kilómetros, no está consciente del efecto que lleva su nombre y que, con cada movimiento, mueve una onda que provoca algo al otro lado del mundo. Mucho menos sabe que hay una empresa de autotransporte que lleva un nombre inspirado en su viaje: Transportes Internacionales Monarca.
Se trata de una empresa muy joven, radicada en Nuevo Laredo y fundada apenas en 2018, el sueño de un operador, también joven, que desde que tomó el volante imaginó que algún día tendría su propio camión: José Fernando Carbajo Jiménez nos cuenta la historia.
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El prefacio de esta historia se remonta a 1963, cuando el abuelo de José Fernando entró a trabajar como operador a Transportistas Unidos Mexicanos (TUM). Veintiséis años después hicieron lo mismo su padre y un tío, cuando él apenas era un niño, pero ya le gusta subirse a los camiones.
A los 14 años ya lo dejaban manejar y le aprendió bien y rápido. Cuando cumplió 18 años, en 2002, también entró a trabajar a TUM para seguir con la tradición familiar. Ahí empezó su carrera como operador, que lo llevó a conocer todos los rincones del país.
Era muy joven y se sintió cómodo en la carretera. Pasaron los años y se convirtió en papá y ganó experiencia. Nunca dejó de pensar en la posibilidad de, algún día, tener su propio camión y, por qué no, crear su empresa.
Muchos de sus viajes eran hacia Nuevo Laredo, Tamaulipas, a donde llevaba fletes internacionales, cuyo auge en el siglo XXI le permitió darse cuenta de la gran oportunidad de negocio que había en ese nicho. En 2010 se fue a trabajar a Estados Unidos con una licencia B1.
De esta manera, en 2018, pidió un préstamo al banco para comprarse un camión. Al fin lo decidió y no solo eso, se quedó en Estados Unidos para conducir allá. Tenía algunos contactos que le consiguieron carga y el trabajo iba en aumento. Transportes Internacionales Monarca ya era una realidad.
Muy rápido pagó el préstamo y le alcanzó para comprar un segundo camión. Contrató a un operador y ya tenía dos unidades bajando a la frontera para cargar y entregar en todo el territorio estadounidense.
Su especialidad eran las plataformas para la proveeduría automotriz, luego empezó también a transportar aguacates, un producto de alta demanda para el mercado del país vecino.
Así fue como pudo comprar otra unidad y después otra. Cuando vio el potencial que había solo en el servicio de transfer, no lo dudó y puso algunos camiones en la frontera y dejó dos trabajando en Estados Unidos. Entendió que la diversificación era importante para el crecimiento.
Con esta visión, ahora puso a rodar dos camiones más en territorio mexicano, para aprovechar la necesidad de sus clientes en transfer: ya no solo cruzaba la frontera, sino que hacía el viaje hasta el destino final al sur de la frontera. Específicamente dos compañías automotrices le dieron trabajo, una en el Bajío y otra en el Estado de México.
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Incluso con la llegada de la pandemia, Transportes Internacionales Monarca se sobrepuso y siguió creciendo, al grado de que ahora sigue consolidando su operación, tanto en el transfer como en las entregas nacionales, pues también decidió dejar los fletes estadounidenses.
En cuanto la operación se lo demandó, José Fernando se bajó del camión y se dedicó de lleno a la parte administrativa, junto con su esposa, quienes se hacen cargo de tener en orden y el corriente esa parte del negocio.
Todavía a veces cuando hace falta, él toma las llaves y se encarga de hacer algún flete urgente, pues asume que el gusto por la carretera lo llevará por siempre.