La pandemia también cambió la movilidad. Hace casi tres años, cuando el Covid-19 confinó a la sociedad al interior de sus casas, la forma de movilización también mutó. Mientras miles de personas se mantuvieron estáticas, los vehículos del autotransporte nunca se detuvieron y esto modificó la ecuación de la seguridad vial.

La seguridad vial, en este sentido, también se enfrentó a nuevos hábitos, acciones y riesgos, toda vez que mientras menos vehículos en carretera, mayor la velocidad y también el riesgo, de tal manera que si bien hubo menos accidentes, éstos fueron más graves. 

Si a esto se le agrega el auge de la última milla derivado del aumento en las compras en línea, la ecuación se vuelve más compleja, pues las reglas del juego cambiaron, y con ellas, las responsabilidades de todos los usuarios de las vías de comunicación. 

Al respecto, Miguel Guzmán, perito especialista en accidentes y seguridad vial, explica que la forma de movernos y desplazar las mercancías tuvieron  cambios importantes por la pandemia, ya que tener calles menos transitadas y más vehículos parados no disminuyó drásticamente las cifras de accidentes viales.

«Era normal pensar que con menos movimientos habría menos accidentes y menos situaciones de riesgo. Fue todo lo contrario, la verdad es que tuvimos una cantidad similar de personas fallecidas en esta época de pandemia y esto a razón, primero de calles más vacías, gente y yendo a mayor velocidad, vehículos de carga transitando y combinados con estos actores que aumentaron (peatones y ciclistas)», detalla..

Estos cambios, agrega, han detonado en una práctica ya muy conocida, pero que ahora está retomando fuerza como una tendencia para 2023, y que es el análisis de causa raíz, un ejercicio que permite mejorar prácticas en seguridad vial y, también, tener más conocimientos para evitar accidentes.

“Hay una gran diferencia entre hacerlos y no hacerlos”

Los análisis de causa raíz son ejercicios de investigación de los siniestros que se desarrollan a profundidad dentro de una organización y hoy son cada vez más las empresas que se atreven a hacerlos, aunque “duelen” porque los resultados no siempre con algo que quieren escuchar o descubrir, pero al final sí se obtiene información de alto valor.

Este “dolor”, apunta Guzmán, se refiere a la experiencia de las empresas cuando se dan cuenta de una o varias dolencias, es decir, de lo que no han hecho bien o les falta por hacer para mejorar sus estadísticas en torno a los incidentes viales.

“Con éstos pueden identificar los puntos que les falta atender y definir las acciones y protocolos para mitigar los riesgos. Y para esto hay herramientas tecnológicas que pueden aportar información y evidencia sobre los hechos viales, tales como videocámaras o la telemetría, pero el análisis de causa raíz busca ir más allá y dar con el origen del error, por ejemplo, una mala planeación de rutas o un inadecuado descanso a los operadores”, señala.

Al respecto, César Girón, Gerente de Prevención de Riesgos de Quálitas, coincide en que ha ido en aumento la demanda de este estudio por parte de las flotas mexicanas, pues sí hay un genuino y creciente interés para evitar accidentes viales y mejorar sus estadísticas en este renglón. 

Lo importante de este análisis, afirma, es que las flotas tienen muchísima información sobre los hábitos de conducción y gestión, de tal manera que pueden tomar más y mejores decisiones, diseñar planes de capacitación o reforzar el papel de la tecnología para mejorar todo lo que se pueda mejorar. 

Un Plan Integral de Prevención

En virtud de que hay esfuerzos internacionales e institucionales a favor de la seguridad vial, Quálitas ha estado trabajando en la preparación de su personal para poder gestionar y ayudar a las empresas en la implementación de la certificación ISO 39001, a fin de sumarse a los objetivos de la OMS para disminuir 50% las muertes viales en el mundo y en México. 

El equipo de Prevención de Riesgos de la firma aseguradora trabaja en procesos de 12 meses para alinearse a esta norma, ya que esta certificación  ayuda a que las empresas puedan tener más herramientas para disminuir su incidencia y obtener mejores mejores contratos con sus clientes, por ejemplo. 

“Mucho se habla de la profesionalización, pero no solo se trata de profesionalizar a los conductores, sino los procesos de contratación, los procesos de reparación los procesos de mantenimiento de las unidades, los procesos de asignación de viajes y los descansos, prácticamente de todo todas las áreas de la compañía que tengan que ver con el sistema vial”, asevera el especialista.

Principales hallazgos del análisis de causa raíz

De acuerdo con el especialista de Quálitas, estos análisis han permitido identificar dos causas principales en los accidentes: la fatiga al conducir y las distracciones y excesos de confianza.

“Por lo regular, un accidente en el que el vehículo va arriba de los 80 kilómetros por hora es una distracción o exceso de confianza, mientras que las volcaduras suelen ser por cansancio y las unidades van a 30 ó 50 kilómetros por hora. En ambos casos son temas ya muy identificados en nuestros análisis de causa raíz”. 

La tecnología, en este sentido, ayuda a monitorear constantemente tanto al operador como al vehículo, de tal manera que los equipos de monitoreo pueden identificar cuando el conductor va cansado o distraído; en caso de que cierre los ojos por más de dos segundos, envía alertas de movimiento al asiento o sonoras a la cabina.

“Y lo más importante va a llegar una alerta al monitorista para ejecutar protocolos previamente determinados y se toman decisiones sobre lo que se debe hacer, porque bombardear a un operador con cinco alertas de fatiga en una hora y no se hace nada, pues entonces ahí es cuando viene el accidente vial”, explica. 

En esto coincide Miguel Guzmán, quien agrega que muchos de los incidentes registrados están relacionados con la falta de supervisión tanto del operador al vehículo, como de la empresa a los conductores. Rutas, horarios, tiempos de descanso, todos estos temas a la deriva. 

Es por eso que resalta la importancia de dar un siguiente paso en la telemetría, ya que no es suficiente con tener toda la información que hoy arrojan las tecnología, sino invertir en capacitación para interpretarla y traducirla en mejor gestión y mayor seguridad vial. 

“Pero siempre hay que poner al operador al centro de la estrategia. Hay que brindarle al conductor las mejores condiciones para que salga y haga su trabajo de la mejor manera posible”, añade.

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En Quálitas tienen un sistema predictivo que puede hacer mucho para evitar accidentes, en la medida en que sea gestionado y alimentado de la forma correcta entre los especialistas, los monitoristas, gerentes de tráfico y los propios conductores.