En la carrera por un autotransporte más limpio hay muchas rutas y escalas. Considerando que los vehículos a diésel representan 99% de las ventas al menudeo en este 2023, una de las opciones más inmediatas son las unidades con este combustible.
Para ello, se desarrollaron los estándares Euro VI / EPA 10 que, de acuerdo con el Consejo Internacional de Transporte Limpio, reducen las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) en más de 90% y del material particulado 2.5 (PM 2.5) en cerca del 99 por ciento.
En México, es la NOM-044 la que dicta que esta tecnología será obligatoria para su fabricación e importación a partir del primer día de 2025; siendo indispensable que para su plena entrada en vigor se complete la disponibilidad del diésel de ultra bajo azufre (UBA) a nivel nacional.
Producción: ¿cómo vamos?
Datos del Sistema de Información Energética (SIE) revelan que la elaboración de este combustible en las seis refinerías que operan en el país aún no despega y se mantiene con una cifra poco estable.
En abril del año pasado, se logró producir 119.7 miles de barriles diarios (Mbd) de diésel UBA, estableciendo así un nuevo récord; no obstante, el desempeño no ha logrado mantenerse por arriba de los 100 Mbd al mes e, incluso, para junio de este año se colocó en los 77 Mbd, su reporte más bajo en los últimos cuatro meses y 35.6% por debajo de ese máximo histórico.
En esta labor, la refinería de Cadereyta, en Nuevo León, se coloca como el principal punto de elaboración de este combustible limpio. Actualmente, esta sede aporta el 32.8% del total.
Un aspecto a destacar es que, a principios de 2019, las instalaciones nuevoleonesas de Pemex producían el 74.3% del diésel UBA, mientras que Minatitlán, Veracruz, aportaba el 25.5 por ciento.
Ahora, las sedes de Tula, Salamanca y Salina Cruz refinan este combustible como parte del proyecto de rehabilitación que ha emprendido la actual administración federal. Esto demuestra que el avance en los últimos años se observa en la diversificación en el Sistema Nacional de Refinación (SNR) de la paraestatal.
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Además, según estimaciones del Gobierno federal, eventualmente se sumarán a esta actividad las instalaciones de Dos Bocas.
Otro aspecto a destacar es la reducción en la producción nacional de diésel regular, es decir, de más de 500 partes por millón (ppm) de azufre. Según datos de Pemex desde finales del año pasado, la elaboración de éste se coloca por debajo de los 70 Mbd al mes.
No obstante, esto significa que la refinación de diésel UBA y regular está en una proporción que ronda el 50:50. Como muestra de esto, en junio de este 2023 el combustible limpio representó el 53.2% del total elaborado por Pemex.
A ello se le suma que, de acuerdo con la Comisión Reguladora de Energía (CRE), la producción, distribución y comercialización de diésel regular en todo el país están permitidas hasta el 31 de diciembre de 2024, lo que significa que hay poco más de un año para convertir la refinación en 100% limpia.
El impulsor de la disponibilidad
Para completar la existencia del combustible en México, la importación juega un rol clave, y más considerando que en enero del año pasado Pemex adquirió la refinería Deer Park, en Texas.
Como resultado, para abril de 2022, la importación de diésel recuperó un ritmo superior a los 200 Mbd, el cual ha mantenido desde entonces.
Destaca en esta cifra que entre el 60 y 70% de este combustible ha sido importado por Pemex, según datos del SIE.
El punto más alto en este indicador se registró en junio del año pasado, cuando se importaron 338.1 Mbd.
Con ello, el Sistema de Información Energética revela que la producción e importación de diésel UBA, brindan una mejora en la disponibilidad superando incluso los 400 Mbd en un par de ocasiones durante el último año.
A pesar de eso, la meta del actual Gobierno es que Pemex elabore 542 Mbd diarios para 2024, los cuales sí o sí deben ser UBA, por lo que en este objetivo aún hay un camino por recorrer en la ruta por un combustible y transporte más limpios.
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