Aunque en su familia nadie se dedicaba al autotransporte, Estela Nicasio (Estrella Oviedo) lleva más de 23 años siendo operadora profesional, pues desde los seis años se quedaba “embobada” viendo a los tractocamiones y autobuses, imaginando que sería una locura poder manejar un monstruo como esos.
Su padre es de León, Guanajuato, y su madre de Monterrey, Nuevo León, pero a ella le tocó nacer en Laredo, Texas, pues la familia se había mudado para allá por cuestiones de trabajo y también de seguridad. Estela creció en la frontera.
Era en las vacaciones en que iban con familiares a Saltillo cuando ella vio por primera vez los tractos y los buses muy de cerca, fue en esa infancia en que quizá le quedó sembrada la semilla del transporte.
Sobre su nombre, nunca le gustó, de tal manera que cuando atravesaba la adolescencia, las distintas formas de llamarle con algo parecido a su nombre, evolucionaron a “Tetey” y después a “Estrella”. Y aunque a esa edad no sabía lo que era un 10-28, ella ya lo tenía listo.
Por diferentes razones, se salió de su casa muy joven, cerca de los 15 años, se juntó con su pareja y se convirtió en mamá. El padre de sus primeros dos hijos era operador, pero nunca quiso enseñarle a manejar, pues eso “no era para mujeres”, le decía.
De pronto la relación en pareja tampoco funcionó y Estrella se quedó sola, muy joven y con dos hijos. A los 19 años improvisó de todo, conseguía trabajos por doquier, pero nada estable, nada a largo plazo.
Todavía intentó hacer un esfuerzo por trabajar y estudiar, pero la vida, el tiempo ni el dinero le daba para las dos cosas, pues ahora sus dos hijos dependían de ella.
Hasta que un día vio una convocatoria para aprender a manejar tractocamión, además de la promesa de conseguir trabajo casi de inmediato. Ella estiró su presupuesto y alternaba el trabajo con la capacitación.
No le alcanzaba y muchas veces se fue hasta sin comer, pero con más hambre de crecer, de triunfar y de construir algo sólido por ella y para sus hijos.
El programa duraría seis meses, pero ella no disponía de tanto tiempo; incluso si fueran tres, tampoco hubiera podido. A ella le urgía, además de que Estrella recuerda que las pocas semanas que estuvo ahí, casi todo era teoría, y que a lo mucho, reverseaba el camión unos 10 minutos por semana.
El hambre, la urgencia, la vida y el trajín de los días en Nuevo Laredo la llevaron a salirse del curso sin terminarlo, pero con la misma visión: convertirse en operadora.
Alguien le ayudó a sacar la licencia y con la poca teoría y prácticamente nada de práctica se aventó a pedir trabajo. Aquí fue justo donde sucedió una de las coincidencias más felices de su vida de operadora.
Dos amigos suyos habían trabajado para un transportista en Laredo y la recomendaron. Cuando ella fue a casa del empresario, éste la recibió y ella notó que gran parte del trabajo en la fachada se parecía al de su papá, quien se dedicaba a la imitación de cantera. Casi como que tenía su firma.
El transportista le preguntó cómo se llamaba, y ella respondió que Estela Nicasio. ¿De pura casualidad eres hija de Juan Nicasio?…
Sí, él es mi papá y hace este tipo de trabajos.
Ah, pues mira, qué casualidad, él hizo esto. Un gran hombre, muy trabajador, bien hecho. De haber sabido que eras su hija ni te hago venir, con eso me basta para darte mi confianza y, por supuesto, el trabajo.
La puso con un operador más experimentado para que aprendiera las rutas, la operación y los detalles del trabajo, y así fue como, al fin, se hizo operadora, y lo seguirá siendo hasta que el cuerpo y la salud se lo permitan.
Durante más de 23 años ha sido responsable, también, de compartir sus conocimientos con más hombres y mujeres que ahora son sus colegas, pues para ella esa también es parte de la enseñanza: compartir y ayudar.
Años después, Estrella Oviedo tuvo otra pareja y fue de él de quien tomó el apellido Oviedo, de tal manera que ahora es más conocida, justamente como Estrella Oviedo, que aunque parezca un nombre “real”, es su 10-28.
Hoy está consciente de cuánto y cómo ha cambiado el transporte para las mujeres, pues a ella, y por supuesto antes de ella, hubo otras mujeres que picaron piedra y abrieron el camino para que hoy haya mayor participación femenina en el volante.
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Hoy, Estrella Oviedo ya disfruta su vida desde otra trinchera, pues sus hijos crecieron y aunque también disfruta a sus nietos, para ella la vida está en los viajes, las experiencias, las amistades y en su pareja, de tal manera que seguirá soñando en el próximo capítulo por la 57.
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