La Unión Internacional de Transporte por Carretera (IRU, por sus siglas en inglés) reconoció los avances en varios aspectos de las reglas propuestas por la Comisión Europea sobre los estándares de CO₂ para vehículos pesados; sin embargo, señaló que aún existen preocupaciones sobre las restricciones de tecnología de vehículos.
Por ello, el gremio de transportistas pidió a los legisladores de la Unión Europea (UE) «más pragmatismo» en el próximo proceso legislativo, ya que todavía quedan dudas sobre la viabilidad de los objetivos planteados para la descarbonización del transporte.
A través de un comunicado, indicó que la nueva propuesta del Ejecutivo de la mancomunidad muestra enmiendas a los estándares de CO₂ para vehículos pesados, que proponen un objetivo del 100 % para la venta de autobuses de cero emisiones a partir de 2030 y un objetivo del 90% para otros vehículos pesados (como camiones) en un enfoque gradual para 2040.
Consideró que esta propuesta trae un cambio positivo en comparación con las reglas actuales y el pensamiento general reciente de la CE.
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“El transporte comercial pesado es una historia diferente a los automóviles. Si bien nuestro sector está totalmente comprometido con la descarbonización, en este nuevo capítulo todas las opciones para lograr la neutralidad en carbono deben permanecer abiertas. La UE no puede permitirse experimentos aquí”, mencionó Raluca Marian, directora de Defensa de la IRU.
Explicó que al aceptar la continuidad del motor de combustión interna para vehículos pesados, la Comisión Europea ha dado un giro positivo al reconocer las diferencias tecnológicas fundamentales entre estos automotores y los automóviles; y agregó que el «papel vital» de estos vehículos en el movimiento de la economía de la UE y sus ciudadanos «debe permanecer al frente de la agenda de cualquier legislador en las próximas discusiones».
La IRU detalló que la propuesta de la CE muestra un avance positivo, aunque consideró que los legisladores deben asegurarse de que el enfoque final de los combustibles neutros en carbono aporten una oportunidad real de permanecer en el mercado.
“A pesar de contribuir igualmente a lograr la neutralidad en carbono, la propuesta de la Comisión deja la opción de usar estos combustibles solo para el 10% de los vehículos nuevos vendidos después de 2040”, dijo Marian.
“Actualmente hay 7 millones de vehículos pesados en las carreteras de la UE. Si nosotros, como sector, solo podemos contar con un porcentaje muy pequeño de ventas de vehículos basados en combustión, hay dudas de que esta sea una opción real y práctica para nosotros”.
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Por otro lado, la IRU señaló que la propuesta también incluye un registro central de datos sobre vehículos pesados, que a su vez considera un monitoreo a bordo y transmisión de datos en el vehículo.
Destacó que esto puede crear una «gran carga para los operadores» debido a las consecuencias impredecibles con respecto a los requisitos técnicos, de seguridad y de privacidad; además de que existe el riesgo de filtraciones de datos y ciberataques.
“El sector analizará más a fondo las consecuencias de dicho monitoreo a bordo en las operaciones y los conductores, pero bien puede implicar riesgos y consecuencias desproporcionados en relación con los objetivos”, puntualizó Marian.
En conclusión, el directivo dijo que la propuesta de la CE es apreciada en el apoyo a la descarbonización del transporte por carretera, pero «es solo un primer paso necesario y los legisladores deben considerar mejor varios elementos para lograr resultados óptimos».
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