Jesús siempre se para a comer en el mismo lugar: Centro Botanero “El Camino”. Es un lugar que tiene una fonda y despacha las 24 horas y tiene una tradición de al menos 40 años; el cliente promedio es un operador de transporte que va por la 57.
Las cachimbas.Alrededor del lugar hay suficiente terreno para estacionar al menos 30 tractocamiones; hay baños, tienda de conveniencia, una posada, una talachera y hasta una farmacia. Técnicamente no es considerado un parador seguro y más bien se les conoce como cachimbas.
Metros más allá hay una especie de bar en el que los comensales toman cerveza, vino y, en algunas ocasiones, sustancias prohibidas. No está lleno el lugar, pero tampoco está vacío. Las personas entran y salen todo el tiempo.
Jesús no. Él conoce a otros colegas que llegan a comer con él, otros a descansar y unos cuantos sí pasan “al bar” (así le dicen), pero el problema viene cuando alguno ingiere bebidas alcohólicas u otras sustancias y así se suben al camión.
“Esos son los irresponsables. La cachimba no tiene nada de malo, pues además de estirar las piernas y echar taco, también convivimos un poco, con prudencia y sin abusos; ahí está el chiste, en saber hasta dónde puede uno llegar mientras estás trabajando”, afirma.
Durante los 28 años que lleva manejando un tractocamión, ha visto de todo en las cachimbas, desde los operadores que se quedan dormidos, los que agarran el vehículo sin estar en las mejores condiciones y también los que sólo se detienen a comer algo.
Por eso se indigna cuando la gente sataniza estos lugares, pues por sí solos, se trata de espacios para comer y descansar, para estirar las piernas; también está consciente de que su “fama” no es gratis, pues colegas de todas las edades han sembrado lo que ahora todos cosechan.
Ante este fenómenos, desafortunadamente en aumento, Jesús hace un llamado a sus colegas, para que cada uno tome la responsabilidad en sus manos y sepa que son afortunados de tener un trabajo como éste.
“Es nuestra responsabilidad y algo debemos hacer. Cuidarnos para cuidar a los demás; tenemos familia, hijos, padres, hermanos y por eso debemos poner atención en no caer en excesos, abusos y consumo de sustancias prohibidas, ya que de por sí hay muchos riesgos, como para que nosotros todavía le echemos más”.
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Así se va Jesús, sonriente porque al final, le gusta su trabajo y no pierde la esperanza de que su mensaje llegue a buen puerto, que algún operador tome conciencia y decida hacer mejor las cosas para seguir, al igual que nosotros, Al Lado del Camino.