El objetivo principal del equipo de mantenimiento es conservar a los vehículos operando el mayor tiempo posible, con la mínima cantidad de fallas y al menor costo. Se trata de un principio que la mayoría de las flotas tiene claro y que, sin embargo, en los últimos años, tras el paso de la pandemia, se ha convertido en una meta cada vez más compleja de conquistar.
La razón de ello es una serie de factores que han ejercido cada vez más presión en las áreas de mantenimiento de las flotas. Francisco Arellano, Gerente General en Estrategias Comerciales Punto Naranja, explica que la emergencia sanitaria, especialmente en industrias de alimentos y salud, exigió de más a la cadena de suministro. Así, las empresas de transporte extendieron los tiempos de operación de sus unidades y, más que nunca, tuvieron que disminuir la estancia en el taller.
A ello se le sumaron los problemas a nivel global para la disponibilidad de camiones nuevos, es decir, además de exigir más horas en circulación, el parque vehicular envejecía y necesitaba incrementar sus rutinas de mantenimiento.
“Es un tema bastante complejo, pues significa requerirle a una unidad seminueva la misma demanda de resultados que a una nueva, es decir, si la haces facturar 100,000 pesos, estás esperando que una usada de 10 años también tenga esa capacidad de facturación”, comparte el experto.
En este complicado contexto, José Gutiérrez, socio fundador de la consultora Highpercons, rescata que hubo flotas que lograron llevar bien sus programas de servicio, lo que les permitió tener rentabilidad y disponibilidad: “Tuvieron negocio, eficiencia y efectividad”, señala.
Y si bien reconoce que algunas empresas no apostaron por el mantenimiento y cayeron en costos más altos, unidades detenidas, reparaciones más grandes y hasta penalizaciones con sus clientes por incumplimientos, para bien o para mal, toda esta situación mostró a los transportistas que necesitan invertir y controlar el servicio que dan a sus unidades.
Nunca es tarde
Como si se tratara de la salud propia, el también Director de Enlace Industrial para el Consejo Norteamericano para la Eficiencia de la Carga (NACFE, por sus siglas en inglés) en Latinoamérica, comenta que empezar a preocuparse por el estado del área de mantenimiento es mejor que no hacerlo.
Incluso si hay mayor disponibilidad de unidades nuevas en el mercado, tener en buenas condiciones a los vehículos representa tener un activo que no se va a depreciar: “Ésa es una de las funciones que tiene el gerente de la flota: tener en mente el costo total de la propiedad, desde qué tan eficiente es, qué tan bien cuidado está, la condición del motor, etcétera; para que cuando lo vaya a vender tenga una recuperación a la inversión”, declara en entrevista para TyT.
Por su parte, Miguel Ángel Cons, Presidente del Consejo de Mantenimiento y Tecnología (CMT), comparte que 2023 no es tiempo de bajar la guardia y dejar de lado el mantenimiento, pues señala que hay esperanza, mas no la seguridad, de que mejore el suministro de partes para los vehículos, un aspecto que no solo ha afectado a la disponibilidad de unidades nuevas, sino al surtimiento de refacciones para el servicio de las seminuevas.
Ahora sí, ¿por dónde empezar?
José Gutiérrez enfatiza que lo más importante para el inicio de este año y que lo ha sido siempre, es el darse cuenta de que el mantenimiento es clave para el buen rendimiento de las unidades.
Lograr esa madurez no es sencillo, pero el primer paso es considerar cómo va a jugar a favor de la rentabilidad, y no verlo como un gasto: “¿Cómo me ven los clientes en cuanto a efectividad, disponibilidad y eficiencia? Si cuando me piden camiones no tengo, si llego tarde; después, cuál es mi costo de mantenimiento versus mis ingresos y mis ganancias, y si es muy alto es porque no lo estoy haciendo a tiempo o bien”.
En su opinión, el punto de partida es generar métricas: saber las rutinas, conocer las recomendaciones que dan las armadoras a los 15,000, 50,000 o 100,000 kilómetros, encontrar las fallas más comunes en la operación, ponerle un interés especial a esos factores a fin de emprender acciones que mejoren el área de servicio y generar controles.
El experto precisa que se trata también de saber cuánto cuesta el mantenimiento por kilómetro recorrido y proponerse una meta para reducirlo, considerando factores como cuántas veces va a entrar el vehículo a servicio este año por motivo preventivo y planear el correctivo: “Todo ese análisis es para poner manos a la obra y, ahora sí, saber en dónde voy a poner la capacitación, el presupuesto y qué resultados voy a tener al final”.
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Telemetría, la oportunidad
Miguel Ángel Cons recuerda que con el arribo de los vehículos con un nuevo estándar de emisiones, también llegaron los sistemas OBD2, capaces de hacer diagnósticos a bordo del vehículo y de forma remota.
“Ese tipo de tecnología funciona con una mayor cantidad de módulos, de manera que empiezan a generar códigos de error antes de que estén inhabilitados por completo. De esta forma, por la telemetría sabes que tienes algún código con error y que es conveniente lo lleves a reparación”.
Agrega que esta información ayuda a la toma de decisiones a la hora de un mantenimiento preventivo y evita que se recurra al rescate de las unidades. No obstante, reconoce que, en general, no se está dando seguimiento a estos datos.
En esto coincide Arellano, quien comenta que se está generando una gran cantidad de datos que no se analizan, ya que el volumen, multiplicado por el número de unidades en cada empresa, provoca que no se revisen cuáles son los motivos reales que llevaron al vehículo a servicio. Su recomendación es que el personal de las áreas de mantenimiento aprenda a utilizar los datos por excepción, es decir, determinar qué situaciones generan alertas, enfocarse en ellas y analizarlas.
Considera que aún hay mucho por avanzar en el tema, dado que hoy muchas flotas apenas están entendiendo las bondades de un GPS, por lo que todavía queda camino por recorrer para que la telemetría incida en encontrar las fallas que se puedan presentar.
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Hacia la especialización
Para los expertos consultados por TyT, la ecuación no está completa sin la capacitación al personal responsable del mantenimiento. Sin embargo, ya no se trata solo de un curso de actualización para técnicos, sino de toda una estrategia para adentrarse más en la tecnología con la que están dotados los vehículos y cómo aprovechar las herramientas de telemetría y diagnóstico remoto.
Arellano destaca que estas áreas de servicio ahora son más especializadas y tienen que trabajar con sistemas más sofisticados y, por lo tanto, es posible que cada técnico se enfoque en una actividad o proceso del mantenimiento: “Habrá unos que se dediquen al diagnóstico del sistema electrónico o a sistemas de frenos, ya no habrá todólogos como anteriormente”.
Sobre el tema, Miguel Ángel Cons señala que la capacitación del personal se vuelve esencial dado el avance de la tecnología en los vehículos, sobre todo porque cada vez hay una mayor cantidad de camiones equipados con motores con nuevos estándares de emisiones, que incluyen más componentes, presentan otro tipo de fallas y tienen más herramientas de diagnóstico.
Se están viendo sistemas nuevos instalados. Como todo lo que es seguridad pasiva, hubo una explosión de componentes electrónicos en los camiones y se sumaron muchos módulos. Ése es el motivo de que los técnicos asistan a cursos con los fabricantes”.
Miguel Ángel Cons.
Arellano Maya comenta que esos nuevos sistemas que interactúan con todo el vehículo demandan la especialización del técnico: “De ahí que tengamos que cuidar temas del equipamiento. Hoy día, ya no es nada más tener herramienta física, sino también computadoras, equipos de diagnóstico, que son relativamente fáciles de echar a perder por una variación de voltaje o un sensor”, precisa.
Los expertos reconocen que esta especialización implica un déficit de técnicos calificados para cumplir con las nuevas necesidades de mantenimiento, por lo que de cara al futuro, serán fundamentales la inversión en capacitación, cercanía con fabricantes y distribuidores, así como ofrecer al personal oportunidades de desarrollo profesional.
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