Una rana saltó a una olla de agua hirviendo. Apenas tocó el agua saltó hacia fuera, por mero instinto de supervivencia. Al día siguiente, otra rana saltó a la misma olla, ahora con agua fría. Imaginemos que la olla estaba en una estufa a fuego lento. De a poco, el agua ganaba temperatura y la rana nadaba plácidamente.
De forma gradual, la rana sentía el confort del agua tibia y cada vez más cálida. El agua llegó a tal temperatura que la rana ni cuenta se dio y murió de calor.
Con esta fábula, Pedro Alcalá, fundador de Complexity & Innovation Hub (Cihub) y director general de la Asociación Mexicana de Industriales del Cartón Corrugado (AMEXICCOR), explica buena parte del fenómeno de la pandemia en el mundo empresarial. La zona de confort como el agua subiendo de temperatura y la capacidad de resiliencia como la primera rana, que apenas se sintió en peligro se movió, saltó.
“Nadie estaba preparado para esta pandemia, para las dimensiones del Covid. Sin embargo, también es cierto que a muchas empresas las tomó más de sorpresa porque no estaban en forma, tenían diabetes, hipertensión, obesidad, es decir, sin saberlo eran población en riesgo”, señaló el especialista.
En entrevista para TyT, el consultor explicó que, entre muchos aprendizajes, la pandemia ha dejado ver las fortalezas y debilidades de las empresas, razón por la que es buen momento para analizar si es viable continuar o cerrar.
La capacidad de adaptación, afirmó, es fundamental para sobrevivir, pero no se trata de hacerlo si el negocio ya no es negocio. Cambiar o reinventar el modelo de negocio es, sin duda, la clave para sobrevivir a esta crisis. La resiliencia empresarial como la principal virtud en la que hay que trabajar.
“Y es que al rato vendrán otras crisis, energéticas, ambientales, sociales, incluso de seguridad, y qué haremos entonces. Recordemos, por ejemplo, porqué los dinosaurios no sobrevivieron. Porque no se adaptaron. En este sentido, la resiliencia empresarial exige innovar, cambiar el chip, imaginar nuevas formas de hacer las cosas, para que en el futuro las empresas no se vean tan vulnerables”, agregó.
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Por último, el especialista hizo una recomendación muy clara para las empresas.
“Si ya nos dimos cuenta que estamos en el hoyo, dejemos de cavar y busquemos la forma de salir. Esto quiere decir que no se trata de tomar decisiones improvisadas o con falta de análisis. Si una empresa está endeudada y vive al día, quizá no sea lo más recomendable adquirir un crédito. Al contrario, una posible solución está en el análisis del negocio, en la proyección del mercado, en saber cuánto y cómo debemos administrar nuestros flujos”.
Si las empresas antes de la pandemia no estaban en forma, eran población vulnerable y no murieron, sin duda este es el momento de ir al gimnasio, cambiar los hábitos alimenticios, hacer revisiones puntuales y periódicas y, aunque costará trabajo, su estado de salud mejorará en la medida en que sean constantes y responsables.