Desde que obtuve mi primer permiso de conducir hace 35 años, siempre me ha interesado el proceso. A lo largo de los años, he realizado, aprobado y obtenido licencias de automovilista en Sonora, Nuevo León, Morelos, Ciudad de México; y, en Estados Unidos, en Texas y California. Nunca imaginé que algún día tendría la responsabilidad de influir en la mejora de estos procesos en la SICT. Además, desde hace 13 años tenía el interés de aprender a manejar un tractocamión y obtener mi licencia federal internacional.

Hace unas semanas, decidí tomar el curso en el CECATI 144 de Tijuana. Fue una experiencia que recomiendo a quienes buscan promover el autotransporte en México. Participé en la 17a generación de esta reconocida y profesional institución, donde se nota la influencia de la Canacar para impulsar estos cursos. El primer tractocamión utilizado fue prestado por Israel Delgado, actual vicepresidente de la región Noroeste de la Cámara. Gracias al liderazgo de este organismo y el apoyo de la industria, actualmente se utiliza en comodato un tracto Kenworth, inclusive tuvimos la posibilidad de visitar su planta. 

Años después, en las mismas instalaciones, surgió la primera generación de la Asociación de Mujeres Operadoras, presidida por Paola Moncada. Además, tuve el honor de tener como instructor a Axel González, quien fue el maestro inaugural en la AMO, con amplia experiencia en México, Estados Unidos y Canadá. Durante las semanas del curso y práctica, aprendí no sólo del instructor, sino también de mis 12 compañeros y dos compañeras.

Todos los que tomamos el curso buscábamos crecer profesionalmente por diferentes razones. Tras convivir por varias semanas de 8 a.m. a 4 p.m., un comentario frecuente fue la dificultad de combinar el curso con el trabajo, lo que exige ahorrar tanto para el pago del curso como para el tiempo sin trabajar jornada completa. Una posibilidad sería que los programas de capacitación se ofrecieran los fines de semana, aunque extendería la duración y complicaría los horarios para los instructores. Innovar en horarios, días de capacitación y modalidad (un porcentaje virtual), sin duda atraería más talento. 

Otra recomendación para quienes inician, especialmente si ya no somos tan jóvenes (yo era el mayor de mi generación), es prepararse no solo en la conducción, sino también físicamente. El examen psicofísico que realiza la SICT tiene altos estándares y no es laxo. Esto podría estar motivando a algunos a buscar otras opciones. Lo mejor es hacerse un chequeo general antes de iniciar el curso, lo cual también beneficia la salud personal, a mí me funcionó.

En la parte académica es muy importante aprender cosas sencillas: planear el viaje, las reglas que se deben cumplir, la preinspección y ajuste de frenos. Y otras más complejas, como desaprender el uso del clutch para automóvil, y aprender el doble clutch. El uso del convertidor, selector y la combinación adecuada de velocidad y revoluciones no sólo garantiza una desaceleración segura, sino una conducción eficiente que optimiza el consumo del diésel y reduce emisiones contaminantes. 

Aquí, el uso del simulador (aunque no pude usar los electrónicos, que pronto llegarán al CECATI 144) es clave para practicar sin consumir combustible, con diferentes transmisiones y situaciones específicas. Reconozco el esfuerzo del presidente de la Canacar, Miguel Ángel Martínez, para promover el comodato de más tractocamiones, y fomentar la implementación de simuladores en los centros de capacitación del país, sin duda una apuesta acertada. 

La falta de operadores es un reto global. En 2023, la IRU estimó tres millones de vacantes (7%) en 36 países, y en México se calculan unas 56,000 (9%). Si bien la conducción autónoma está avanzando, todavía faltan muchos años para que se convierta en una solución masiva.

Promover la equidad en el sector, más ahora con Claudia Sheinbaum como Presidenta, es el camino correcto. Sin embargo, el impulso debe ser más estratégico e integral. El objetivo mínimo deberían ser las 56,000 vacantes tan solo a nivel federal, pero como varios podrían irse a Estados Unidos, la meta debe ser mucho más alta. Es la oportunidad perfecta para generar empleo bien remunerado a corto plazo, y sería un ejemplo de la triple hélice: academia, industria y Gobierno.

La academia debe adoptar programas de estudio ya establecidos y así ofrecer la oportunidad de que obtengan una especialidad adicional como operador de autotransporte. La industria, continuar impulsando en sus órganos de representación, pero también de manera individual como transportistas. Por ejemplo, tiempos muertos de los vehículos de patio para prácticas.

Y el Gobierno, integrar esquemas de becas y adecuar el marco regulatorio en centros de capacitación con los controles debidos, y que se permita la formación por videoconferencias y exámenes en línea. Estos son sólo ejemplos para analizar, pero se necesita pensar fuera de la caja, para mover más cajas.

Miguel Elizalde
Experto en Movilidad Sostenible
Redes @MELIZALDEL
[email protected]

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