La pandemia y sus variantes, las interrupciones en la proveeduría mundial, los elevados costos logísticos y los incrementos en los precios internacionales de las materias primas, finalmente incidieron en una recuperación económica más lenta de lo esperado. Y ello se vio reflejado en los servicios de transportes, correos y almacenamiento.
En 2021, el Producto Interno Bruto (PIB) de los transportes, correos y almacenamiento aumentó 15 por ciento, si bien es un alza a doble dígito y superior al crecimiento de 4.8% del PIB nacional, el dato estuvo favorecido por la baja base comparativa respecto a 2020, cuando los transportes, correos y almacenamiento en México se hundieron 20.2 por ciento, refieren cifras originales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
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Así, esta actividad terciaria cerró el año pasado con un 8.2% por debajo de su desempeño de 2019, el cual ya estaba marcado por los números rojos debido a la recesión económica que vivía México. Ahora, en 2022 se está ante el reto de recuperar, al menos, el nivel de su PIB de la prepandemia.
Dentro de los transportes, correos y almacenamiento, el autotransporte de carga es el modo que más aporta a su PIB, con 55.2% del total; se trata del principal movilizador de mercancía en la actividad económica del país, cuyo PIB creció 9.6% el año pasado, luego de retroceder 10.1% en 2020, indican cifras sin ajuste estacional del Inegi.
Con el resultado del año pasado, el PIB de este importante termómetro de la economía cerró 1.5% por debajo de su valor reportado en 2019; eso quiere decir que la demanda proveniente del exterior y que movilizó a la maquinaria manufacturera de México, así como la mayor apertura económica, no fueron suficientes para su completa recuperación. En efecto, vivió un rebote.
Al respecto, Arturo Pérez Santander, Director de Operaciones de Vafana Global Consulting, comenta: «Las afectaciones a nivel global por la pandemia pegaron en lo local. No hay que perder de vista que independientemente de que las mercancías se muevan a nivel internacional por vía aérea o marítima, siempre se combina con el autotransporte”.
Mayra Galván Campos, catedrática en CETYS Universidad, añade que la reapertura del sector terciario (comercios y turismo) y el desempeño de la manufactura favorecieron al autotransporte. Sin embargo, uno de los factores en contra fue el repunte de contagios por COVID-19, lo cual presionó a la economía y vulneró la salud de los operadores.
Cifras de la Encuesta Mensual de Servicios, elaborada por el Inegi, muestran que el personal contratado en el autotransporte tuvo su segunda caída anual consecutiva, de 1.9 por ciento, luego de descender 2.8% en 2020. Así, el índice que muestra el nivel de empleo está 4.6% por debajo con respecto a 2019.
Los aliados del transporte
Al revisar el desempeño del resto de los transportes, el marítimo registró un crecimiento de 9.4% de su PIB en 2021, inferior a la caída de 15.8% vista en el año en que la pandemia llegó a México, de acuerdo con cifras originales difundidas por el Sistema de Cuentas Nacionales.
Este modo de traslado de carga, cuyo PIB está a una distancia de 7.8% respecto a su valor de la prepandemia, sufrió los efectos colaterales de la congestión de puertos y escasez internacional de contenedores, coinciden ambos especialistas.
Aun cuando hubo un impulso en cuanto a la movilización de manufactura, no hay que perder de vista que, aunque estemos en pandemia, seguimos en un entorno económico global tendiente a la desaceleración”.
Arturo Pérez Santander, Director de Operaciones de Vafana Global Consulting.
De entre el sector transportes, distinto es el caso para el ferroviario. Luego de caer 3.3% en 2020, su PIB se recuperó 7.6% el año pasado. Con tal comportamiento, este aliado de la industria de la construcción, el petróleo y los granos es 4.1% más veloz que en la prepandemia.
Es un medio muy noble en el sentido de la fortaleza, y no es tan intenso en labor personal, como lo es el autotransporte de carga. Cuando volteamos a ver, los usuarios del ferrocarril son productos primarios y ese sector permanece sólido”.
Mayra Galván Campos, catedrática en CETYS Universidad.
El Gobierno federal ya desarrolla proyectos de infraestructura, como el Tren Maya y el Corredor Transístmico para impulsar este tipo de transporte; en cambio, los entrevistados coinciden en que los resultados se verán a mediano plazo, además de que aún hay temas de contratos, concesiones y políticas que es preciso regular para potencializarlo como se debe.
Un jugador importante: el transporte de pasaje
El autotransporte de pasaje es otro jugador relevante dentro del sector de transportes que, aun cuando su naturaleza es distinta al movimiento de bienes para consumo, producción o exportación, sí refleja el pulso de la economía y de quienes se movilizan para cumplir con sus deberes diarios o bien para su recreación.
Esta modalidad, que representa 26% del PIB de los servicios de transportes, correos y almacenamiento, tuvo un rebote de 22.9% el año pasado, tras hundirse 38.2% en 2020. Las restricciones a la movilidad y el miedo de la población a contagiarse por COVID-19 golpearon con fuerza al movimiento de pasajeros.
Se trata del servicio, dentro del transporte, correos y almacenamiento, que más lejos se encuentra de la recuperación ya que, al cierre de 2021, su PIB era inferior en 24% al de la prepandemia. De hecho, la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM) estimó que recuperará un 80% de la demanda total vista a inicios de 2020 debido a los cambios de patrones de la población, provocados por la emergencia sanitaria.
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El sector aéreo en México obedece a una naturaleza prioritariamente turística y de viajes de negocios. Al igual que el autotransporte de pasaje, la COVID-19 y sus variantes han golpeado con fuerza el valor de su PIB, el cual se desplomó 49% en 2020, importante caída que le valió un rebote de 65.4% el año pasado.
Las olas de contagios vividas en el mundo desde la aparición de la pandemia y la debilidad en el mercado interno, han puesto un freno a una recuperación real del transporte aéreo, ya que su PIB vuela aún 15.6% por debajo del cierre de 2019, según cifras sin ajuste estacional del Inegi.
Camino minado para los transportes
A la pandemia, sus variantes, y a la expectativa de un crecimiento económico global a menor ritmo para este año, se ha sumado el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, el cual ha derivado en fuertes incrementos en los precios de las materias primas, presionado la inflación de las economías.
Hasta la primera quincena de marzo, el incremento de casos de COVID-19 en China y en países europeos como Alemania, aviva los temores de una recuperación del PIB mundial más lenta de lo previsto. El panorama es complejo y difícil de diagnosticar en un entorno tan cambiante.
La Encuesta Citibanamex de Expectativas, publicada el pasado 7 de marzo, adelantó un crecimiento de la economía de 2% para este 2022; tres meses atrás, el pronóstico era de 2.8 por ciento. Ello es muestra de los efectos esperados por los jugadores, lo que ensombrece las previsiones.
En los últimos años, el PIB del autotransporte de carga ha crecido a un ritmo de entre 1.7 y dos veces superior al de la economía total del país. En este sentido, su recuperación para este año sería de entre 3.4 y 4 por ciento, a reserva de que empeore el panorama.
La manufactura de exportación, principalmente la industria automotriz y su cadena de valor, así como una estabilidad en el consumo de los mexicanos, son los factores principales de la recuperación económica para este año, y los que impulsarán a los distintos modos de transporte en el país.
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