Desde niño, Ulises acompañaba a su papá en los viajes que hacía para Veracruz en su camión; le gustaba que fueran enormes y ruidosos, pero lo que más disfrutaba era ver a su padre al volante, contándole de los lugares que visitaban y todas las historias que recordaba, y aunque lo veía remoto, imaginaba que algún día él tendría su propia empresa: Transportes Alemán Estrella (TAE).
Pero tuvieron que pasar distintas experiencia y aprendizajes para llegar a ese punto, ya que su padre trabajaba para una empresa y Ulises no necesariamente quería dedicarse al volante, así que cuando tuvo edad lo metió a trabajar ahí, pero en el área administrativa.
Apenas tenía 15 años y empezó a aprender al negocio desde la parte logística. Le gustaba trabajar en el área de tráfico y dos años después cambió de trabajo para otra empresa en la que siguió aprendiendo.
Pero ahora era con un operador logístico y obtuvo más responsabilidades, pero al mismo tiempo le implicó tener mayr conocimiento sobre toda la cadena de suministro y el comercio internacional, así que su interés también siguió creciendo.
A la par y luego de muchos años trabajando para alguien más, su padre pudo independizarse y compró tres camionetas de tres y media. Aunque nunca se los dijo era un vehículo para cada uno de sus tres hijos, quienes lo supieron cuando falleció y cada quien tuvo su herencia.
No eran vehículos nuevos, pero para ellos eran importantes, principalmente por el valor afectivo. Justo en ese momento, los vehículos siguieron dedicados a la operación que tenían cuando aún vivía el padre y, mientras, Ulises desarrollaba un proyecto de carga consolidada.
Necesitaba recursos, socios o activos que le permitieran echar a andar su idea, así que llegó una empresa que al al principio aceptó participar en conjunto, pero luego de algunos meses se dieron cuenta de que no era lo que esperaban y mejor se retiraron.
Ya de vuelta estando solo, Ulises le dijo a su hermano que si invertían sus ahorros en un camión o en un vehículo más grande que ambas camionetas. Al menos la de él estaba detenida desde hacía ya varios meses y mejor la vendió en 20,000 pesos y eso también lo puso para constituir Transportes Alemán Estrella (TAE), nombre tomado porque a su madre le decían la señora Estrella, aunque ese no era su nombre.
Arrancaba el año 2013 cuando un conocido le pidió hacer el primer flete, pero había un problema. Todavía no tenían vehículos, así que Ulises le pidió tiempo; como se trataba de un archivo muerto no hubo problema esperar unos días, pero llegó el punto en que ya era urgente llevar esos papeles y anaqueles.
Como pudo, Ulises realizó el primer viaje de Transportes Alemán Estrella subcontratando un vehículo y no solo eso, sino que también pagó por mantener el archivo muerto en ese camión por unos días, mientras les entregaban su primera bodega rentada.
Tres días después les entregaron esa bodega en Tlalnepantla, Estado de México y al final pudieron vaciar el camión alquilado. Luego de cobrar y pagar le quedó una utilidad de 51 pesos, y por eso no lo olvida, porque hoy recuerda que apenas era el inicio, y ya teniendo un lugar donde guardar los embarques, podrían seguir operando.
Y así fue, al principio y sin flota echaron a andar el proyecto de la carga consolidada y muy rápido les quedó chica esa bodega de 100 metros, pero esa no fue la razón para salirse, sino que el dueño, al recibir quejas de otros arrendatarios porque “movían mucho” ya no les renovó el contrato.
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Cuando compraron su primera camioneta, a las tres semanas se las robaron. Un duro golpe para los inicios, pero no se amainó el asunto. Al contrario, siguieron trabajando y otra vez muy rápido llenaron la segunda bodega ahora de 250 metros.
Ahora sí, entre Ulises y su hermano se dedicaron a crecer el negocio, abriendo oficinas y bodegas en Veracruz, en Puebla y otras ciudades. Crecieron y consolidaron aquel sueño de la infancia: Transportes Alemán Estrella.
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