Cuando Víctor Manuel Martínez Barajas tenía 25 años trabajaba como tramitador en una agencia aduanal, en Pantaco, en la Ciudad de México; era un trabajo que le daba para vivir al mismo tiempo que aprendía sobre comercio exterior: muy lejos estaba de crear Transportes Barajas. 

No tardó en aprender lo suficiente y atreverse a emprender su propio negocio. Rentó una patente y empezó a ofrecer los mismos servicios, pero ya por su cuenta, sólo que ahora lo hacía en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, haciendo todo tipo de trámites de importación y exportación, principalmente en carga aérea.

Fue justo en esa época cuando empezó a trabar mayor relación con proveedores de transporte, sobre todo con los que manejaban camionetas, pues gran parte de las mercancías eran trasladadas en vehículos ligeros y de rango medio.

Para ese entonces, su hijo Luis Antonio debía tener unos 10 años y le gustaba acompañarlo para aprender sobre su trabajo. Para él, recuerda, no tenía mucha ciencia, pero se requería de cierta pericia para sacar tantos trámites como llegaran, siempre de buena manera y ofreciendo una buena atención. Todavía quedaba lejos el sueño de Transportes Barajas. 

Luis creció, estudió la preparatoria y después de la universidad, pero siempre pegado a su papá, a la agencia y al trabajo que también a él le daba sus buenos centavos para la vida de aquella primera juventud. 

Para darle forma a esta historia, don Víctor envió a su hijo a trabajar con un colega, para que se empapara de lleno y conociera todo lo que se podía conocer desde otra trinchera. 

Luis recuerda que estuvo como 15 años en con el matrimonio amigo de su papá que le había abierto las puertas de su agencia, y aprendió bastante, pues los procesos, las formas y todo era distinto, de tal manera que su bagaje se enriqueció considerablemente.

Como el hijo pródigo, Luis regresó al despacho de su padre y juntos siguieron un tiempo dando trámite a todo tipo de embarques internacionales. 

De pronto uno de sus principales clientes empezó a recortar los embarques para hacer más eficientes sus envíos y ahorrar costos. En lugar de hacer unas 15 guías, por ejemplo, consolidaban todo en una sola, y ahí fue cuando el negocio empezó a decaer. 

Para ese entonces tenían tres camionetas para complementar su oferta, aunque la gran mayoría de los fletes eran tercerizados para otros proveedores de transporte. 

Así fue como se marcó el inicio forma de Transportes Barajas, aunque su nombre oficial es Servicios Logísticos Barajas, pero comercialmente cada vez son más famosos con el primer mote. 

Luis le dijo a su padre que cerraran el despacho y se dedicaran exclusivamente al transporte, pues había buena demanda y tenían los contactos para conseguir carga, siempre enfocada al comercio exterior y a la proveeduría automotriz. 

Así lo hicieron y la empresa quedó consolidada en Texcoco, en el Estado de México, con atención y presencia prácticamente en las principales aduanas del país. 

Un primer acercamiento que los llevó al crecimiento fue con un operador logístico con el que tenían buena relación y al que le ofrecieron sus servicios con costos competitivos, ya que seguían utilizando camionetas de tres y media carrozadas con cajas grandes, de tal manera que se podía cargar más con menos. 

Y ese contacto les dio trabajo, tenía un gran contrato con una importante armadora de autos de lujo y les daba suficientes viajes, pues tenía un principal proveedor de transporte, que le movía la gran mayoría de las cargas. 

Transportes Barajas seguía creciendo con paso seguro y firme, pero sucedió que aquel proveedor de transporte del operador logístico dejó de ofrecer sus servicios, de tal manera que le dijeron a Luis: prepárate porque ahora todo será para ti. 

En ese momento no tenían la flota ni el personal, pero sí el conocimiento y las ganas, así que lo tomaron y empezaron a crear una red de contactos de transporte que pudiera llevar y traer todos esos embarques por todo el país. 

El negocio repuntó exponencialmente y muy rápido se hicieron de más camionetas, camiones y tractocamiones, pues ya tenían la solvencia y la capacidad para tomar estos riesgos financieros, y lo mejor: las ganas de seguir creciendo. 

Hoy es una empresa que ya tiene otra empresa hermana, también enfocada al transporte, de tal manera que se consolidaron como Grupo Barajas y ya los hermanos se hacen cargo del negocio, pues don Víctor les delegó la responsabilidad.

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Ya hoy tratan temas de certificaciones, eficiencia, seguridad, protocolos, tecnología, pues es la única forma de afrontar los retos del presente. Y con el famoso nearshoring, seguros están de que Transportes Barajas tiene los bríos y la infraestructura para seguir escribiendo más capítulos a esta historia.